• ¡PAPA. . .TE QUIERO MUCHO!
Elder Jorge Rojas O. Primer Consejero de la
Estaca Norte de la Ciudad de México.
Fuente: Liahona Noviembre de 1974 pág. 46
Elder Jorge Alfonso Rojas Ornelas (nacido el 27 de septiembre de 1940) fue una autoridad
general de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de
los Últimos Días (Iglesia SUD)
de 1991 de 1996.2008 a 2011, Rojas fue
el presidente del Templo de Guayaquil, Ecuador, Consejero del Área de Centro América.
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En cierta oportunidad preguntó: "¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de
ver la viga que está en tu propio ojo?" (Mateo 7:3.)
Al hacerlo, destacó el principio de la honradez.
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Hace sólo unos días viví uno
de los más bellos momentos de mi existencia, y ahora quisiera compartirlo con
los padres y sus hijos.
Estando en mi hogar revisando
unos papeles en la apacible tranquilidad de mi oficina, fui interrumpido por la
menuda carrera de unos pasos que se acercaban a mí. De pronto olvidé el interés
que ponía en mi trabajo para enfocarlo en la presencia y la sonrisa diáfana y cándida
del mayor de mis pequeños, que corriendo y jugando inocentemente se acercó y me
abrazó, para luego decirme: PAPA. . . TE
QUIERO MUCHO.
Entonces, la escasa luz de
aquella hora brilló en ese momento como el radiante sol del mediodía. Los
débiles sonidos se convirtieron en el celeste cantar de muchos, muchos coros.
Confundido por el arribo inesperado y espontáneo de aquel niño, agradecido por
la seguridad, por la sinceridad de aquella frase, lo único que pude hacer fue
repetir en cierta forma sus palabras y decir. . .YO TAMBIÉN. . .TE QUIERO MUCHO, HIJO MIÓ.
Al instante de decirlo, de
abrazarlo, mi pequeño se alejó corriendo tal como había llegado, a jugar con
sus amigos. . . .
Ya no pude continuar con mi
trabajo; sólo quise pensar, meditar, tratar de descifrar todas las cosas que
aquellas tres palabras sencillas, comunes pero grandiosas, trataron de decirme,
a mí y a todos los varones que tengan como yo la dicha de escucharlas.
Después de muchas horas de
vagar por mí memoria aquella agraciada frase, parece que al fin pude comprender
lo que en verdad mi hijo me había dicho:
PAPA.
. .gracias porque tuviste la fe y la convicción para sellar, allá en el Santo
Templo, por medio de un convenio sempiterno, los lazos amorosos que te unen con
mi madre.
Gracias por cumplir con aquel primer mandamiento que nuestros padres Adán y Eva recibieron, y por el cual estoy ahora aquí, así como tú, mamá y todos mis hermanos.
Gracias por cumplir con aquel primer mandamiento que nuestros padres Adán y Eva recibieron, y por el cual estoy ahora aquí, así como tú, mamá y todos mis hermanos.
Yo sé papá, que el adversario
hace que muchos desconozcan o duden y especulen sobre si esta ley eterna es
aplicable aún en nuestro tiempo.
Gracias por este hogar que es
para mí como un refugio en donde tú y mamá me dan todo el cariño que necesito;
donde he aprendido a hablar, a caminar, a conocer la luz, el calor y la
esperanza de también yo formar mi propio hogar algún día.
No te afanes, papá, por
llenarlo de lujos deslumbrantes; sólo necesito la influencia DIGNA de ustedes, mis padres.
Gracias porque mañana y tarde
te despides antes de salir a buscarnos el sustento; por permitir que mamá se
quede en casa a cuidarnos y enseñarnos a escalar los primeros peldaños de esta
vida. PAPA. . . he nacido en una época llena de peligros en que las huestes del
mal luchan con fuerza por acabar con todo lo que es bello, noble y divino.
Las guerras, las envidias, las
mentiras que por doquier existen, parece que quisieran obscurecer mi destino.
Pero también sé, papá, que el evangelio sempiterno ha sido restaurado aquí en
la tierra y que tú lo aceptaste. No te apartes de él. . .no lo relegues. Tu
Santo Sacerdocio es mi única esperanza. Magnifícalo. . .lucha por él y elévate
a las más encumbradas alturas que los cielos te prometen.
Guíame papá. . . enséñame el
camino. Arrodíllate a orar, al lado de mi madre, para que yo pueda aprender por
medio del ejemplo. Y papá. . .ama sólo a mamá. . .eternamente. Amala mucho y
trata de transformar nuestro hogar en un pedazo de cielo aquí en la tierra.
Enséñame a tu lado a ayunar, a
pagar mis ofrendas y mis diezmos. Renueva tus convenios en el templo con
frecuencia, porque sólo así podrás recordar todas las promesas que tú y el
Señor se hicieron mutuamente.
Honra y respeta a aquellos
santos siervos de Dios que nos presiden.
Al presidente de estaca, a nuestro
obispo y a todos aquellos que pasan por pruebas, desvelos y envidias, por
atender un llamado sublime que han recibido de los cielos.
Regocíjate PAPA. . . porque hoy tenemos profetas
vivientes que nos guían y que esperancemos surgir y engrandecernos cual flor
que brota del desierto. En esta desolada y extensa llanura que estamos convirtiendo
en un vergel, las almas bellas ya están aprendiendo a cantar alabanzas a los
cielos; ya no miran atrás, sólo de frente, al extender las manos ávidas,
anhelantes para recibir al Creador, que ya esperaban.
Protégeme PAPA.
. . y lucha porque esta luz del evangelio que ilumina mi hogar jamás se
extinga. Permite que tu ejemplo me conceda crecer con dignidad a fin de recibir
el bautismo y luego el sacerdocio que por tantos, tantos años, desde la
preexistencia he esperado.
PAPA.
. . deseo como Nefi poder decir mañana a mis amigos, "yo también he nacido
de buenos padres." Consérvate firme, inmutable ante el embate de las
fuerzas que tratan de abatirte.
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