LA DESOBEDENCIA DE JUDÁ Y JERUSALEN



ASAÍAS CAPITULO 3


Judá y Jerusalén serán castigadas por su desobediencia — Jehová litiga con Su pueblo y lo juzga — Las hijas de Sion son maldecidas y atormentadas por sus costumbres mundanas — Compárese con 2 Nefi 13.

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 Porque he aquí, Jehová, el Señor de los ejércitos quita de Jerusalén y de Judá el sustento y el socorro, todo sustento de pan y todo socorro de agua;

 el valiente y el hombre de guerra, el juez y el profeta, el adivino y el anciano;
 el capitán de cincuenta, y el hombre de respeto, y el consejero, y el artífice excelente y el hábil encantador.

 Y les pondré jóvenes por príncipes, y niños los gobernarán.

 Y el pueblo hará violencia los unos contra los otros, y cada cual contra su prójimo; el joven actuará con altivez contra el anciano, y el indigno contra el honorable.

 Cuando alguno tome a su hermano, de la familia de su padre, y le diga: Tú tienes manto; tú serás nuestro gobernante, y toma en tus manos esta ruina;

 él jurará en aquel día, diciendo: No seré el sanador, pues en mi casa no hay pan ni manto; no me hagáis gobernante del pueblo.

 Pues arruinada está Jerusalén, y Judá ha caído; pues la lengua de ellos y sus obras han sido contra Jehová, al rebelarse ante los ojos de su gloria.

 La apariencia de sus rostros testifica contra ellos y, como Sodoma, manifiestan su pecado; no lo ocultan. ¡Ay del alma de ellos!, porque trajeron mal para sí.

 10 Decid al justo que le irá bien, porque comerá del fruto de sus obras.

 11 ¡Ay del malvado! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado.

 12 Los opresores de mi pueblo son niños, y mujeres lo gobiernan. Oh pueblo mío, los que te guían te hacen errar y tuercen el rumbo de tus caminos.

 13 Jehová está en pie para litigar y está para juzgar a los pueblos.

 14 Jehová vendrá a juicio contra los ancianos de su pueblo y contra sus príncipes, porque vosotros habéis devorado la viña; el despojo del pobre está en vuestras casas.

 15 ¿Qué intentáis vosotros que trituráis a mi pueblo y moléis la cara de los pobres?, dice el Señor Jehová de los ejércitos.

 16 Asimismo dice Jehová: Por cuanto las hijas de Sion son altivas y andan con cuello erguido y ojos desvergonzados, que caminan como si danzaran, haciendo sonar los adornos de sus pies,

 17 por tanto, el Señor herirá con sarna la mollera de las hijas de Sion, y Jehová descubrirá su desnudez.

 18 Aquel día el Señor quitará la hermosura de los adornos de sus tobillos, y las redecillas, y las lunetas,

 19 los collares, y los brazaletes, y los velos,

 20 las cofias, y los adornos de las piernas, y las cintas, los pomitos de olor, y los zarcillos,

 21 los anillos, y los joyeles de la nariz,

 22 las ropas de gala, y los mantoncillos, y las capas, y las bolsas,

 23 los espejos, y los linos finos, y los tocados y las gasas.

 24 Y acontecerá que en lugar de los perfumes aromáticos habrá hediondez, y soga en lugar de cinturón, y calvicie en lugar de cabellos peinados, y en lugar de faja, ceñimiento de cilicio y quemadura en vez de hermosura.

 25 Tus hombres caerán a espada y tus fuertes en la batalla.

 26 Y sus puertas se lamentarán y enlutarán; y ella, desolada, se sentará en tierra.


CAPÍTULO 3:
“LOS QUE TE GUÍAN TE HACEN ERRAR”

En este capítulo Isaías predice, a causa de la desobediencia, que Judá y Jerusalén serían castigados con el hambre, la opresión, la descortesía, la pobreza, y la disensión entre ellos. El Señor Jesucristo abogará por Su pueblo y lo juzgará. Las hijas de Sion, en la antigüedad tal como en la época moderna, serán malditas y atormentadas por su mundanería. Nefi en el Libro de Mormón cita este capítulo por completo—compárese 2 Nefi 13.

Esta profecía se cumplió en la antigüedad con la destrucción de Israel por Asiria y, después, la de Judá por Babilonia. Líderes del gobierno y de la religión, soldados, artesanos y maestros—en la mayoría, hombres—fueron tomados cautivos o muertos. Un pequeño remanente de habitantes, en la mayoría mujeres y niños, quedaron indigentes en la tierra. El hambre, la anarquía y la pobreza le siguieron; mujeres y niños funcionaban como gobernantes.[1] En los últimos días se nos amonesta que el Señor no permitirá que Su pueblo prospere por largo tiempo en la iniquidad. Los extremos del materialismo, el orgullo, y gran iniquidad que vemos hoy día en la sociedad son precursores del juicio, la destrucción, y la humillación previstos.

En el versículo 1 el Señor proclama que causaría una escasez severa sobre Judá y Jerusalén: “Porque he aquí, Jehová, el Señor de los ejércitos quita de Jerusalén y de Judá el sustento y el socorro, todo sustento de pan y todo socorro de agua”— Varias épocas de escasez históricas cumplen esta profecía, incluyendo aquéllas del siglo séptimo a.C. y séptimo d.C.[2] De gran significado para nosotros son las hambrunas predichas para los últimos días antes de la segunda venida del Señor.[3]

Es costumbre en varias culturas que cuando una persona se encuentra en prisión el proveer comida, agua y ropa es la responsabilidad de la familia y amigos. Se les hace recordar a Judá y a Jerusalén por medio de esta analogía que son tan dependientes del Señor para las necesidades de la vida como el prisionero es dependiente de aquellos que se encuentran fuera de su celda para proveer para él.

Otra vez en este versículo se usa la frase “Jehová, el Señor de los ejércitos”.[4] Aquí se denotan la fuerza y el poder del Señor como comandante de innumerables ejércitos, y así teniendo sin duda el poder de controlar la lluvia y la cosecha.

En los versículos 2 y 3, Isaías describe a todos aquellos que se hincarán de rodillas por la hambruna, que se les mandaría por razón de su iniquidad. El versículo 2 declara: “el valiente y el hombre de guerra, el juez y el profeta, el adivino y el anciano”— Se nota aquí que Isaías incluye “el adivino”, el que profetiza lo que ha de venir y no por el poder del Señor. Si profetizara por el poder del Señor, lo serviría con toda su fuerza y guardaría Sus mandamientos.
  
El versículo 3 continúa: “el capitán de cincuenta, y el hombre de respeto, y el consejero, y el artífice excelente y el hábil encantador”. Todos son iguales delante Dios; todos serán castigados por su corrupción. 67

 Las condiciones que se describen aquí por Isaías en la Jerusalén antigua, las cuales resultaron finalmente en el derrocamiento de la ciudad y el cautiverio de la gente por un poder extranjero, son un símbolo de las condiciones prevalecientes entre los inicuos en los últimos días.


 Como nos hace recordar el profeta Amós, no todas las hambrunas son de pan y agua:
“He aquí, vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová.

“E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente andarán buscando la palabra de Jehová y no la hallarán”.[5]

El que Isaías mencione “el juez y el profeta…y el anciano [que significa Elder, o autoridad eclesiástica]…y el hombre de respeto, y el consejero…y el hábil encantador” quienes se ocupan con esfuerzos de la mente, del espíritu o de la conciencia, quienes dependen mucho en el obtener la palabra del Señor, sugiere una hambruna de escuchar la palabra del Señor además de las hambrunas de pan y agua. El Señor se comunica con Su pueblo por medio del Espíritu Santo con la condición de la rectitud personal.[6] Una escasez espiritual es el resultado de la maldad prevaleciente, no de la acción caprichosa del Señor.[7]

En el versículo 4, el Señor declara: “Y les pondré jóvenes por príncipes, y niños los gobernarán”. El Libro de Mormón dice “Y niños les pondré por príncipes, y niños pequeños serán sus gobernantes”.[8] Los jóvenes y los que carecen de experiencia—o los que carecen de un conocimiento maduro de las leyes de Dios o los imperativos morales—serán sus líderes.

Nos da a recordar escenas espeluznantes como las que ocurrieron en Camboya durante el final de los años 70s en las cuales los niños vagaban buscando “enemigos del pueblo”. Con sólo indicando aquellos que sabían leer o tenían otras habilidades además de la agricultura, estos niños los condenaron a la ejecución a manos de los revolucionarios comunistas de Pol Pot. Podemos anticipar más de tales atrocidades en el futuro.

El versículo 5 describe las consecuencias caóticas del dominio de los que son ignorantes de las leyes de Dios o carecen de una fundación moral madura: “Y el pueblo hará violencia los unos contra los otros, y cada cual contra su prójimo; el joven actuará con altivez contra el anciano, y el indigno contra el honorable”. Los jóvenes, no habiendo sido enseñados de la virtud del trabajo o de la responsabilidad, miran a sus padres o a la sociedad como si estuvieran obligados a satisfacer cada una de sus necesidades. Nuestros barrios urbanos están plagados de crimen, de violencia entre bandas de jóvenes, y terrorismo. La anarquía que se manifiesta en las ciudades puede extenderse por toda la tierra. Otro cumplimiento ha sido en los alzamientos comunistas mundiales, en los cuales los campesinos (el proletariado) se organizan contra aquellos que poseen propiedad (la burguesía). La mayoría de tales alzamientos suceden por causa de leyes injustas que socavan el respeto por las leyes y el orden, la unidad de familia, las éticas del trabajo, y aún la vida misma. La descortesía— “el joven actuará con altivez contra el anciano, y el indigno contra el honorable”—prevalece en nuestra sociedad.

En los versículos 6, 7, y 8 se predice más del resultado del dominio por los que son ignorantes de las leyes de Dios. El versículo 6 comienza: “Cuando alguno tome a su hermano, de la familia de su padre, y le diga: Tú tienes manto; tú serás nuestro gobernante, y toma en tus manos esta ruina”— El Libro de Mormón registra “y no sea esta ruina bajo tu mano”.[9] 68 

El versículo 7 continúa: “él jurará en aquel día, diciendo: No seré el sanador, pues en mi casa no hay pan ni manto; no me hagáis gobernante del pueblo”. Los que sean capaces de la dirección moral retírense o niéguense a servir para que no sean culpados de la ruina causada por la iniquidad penetrante, la violencia, y la indigencia. El significado hebreo es “No puedo vendar vuestras heridas” (solucionar vuestros problemas).[10] 


El versículo 8 dice: “Pues arruinada está Jerusalén, y Judá ha caído; pues la lengua de ellos y sus obras han sido contra Jehová, al rebelarse ante los ojos de su gloria”.[11] Isaías resume la causa de esta ruina conscientemente actuando mal contra el Señor, provocando su ira.

Los versículos 1 al 8 contienen un quiasma:
A: (1) Porque he aquí, Jehová, el Señor de los ejércitos
B: quita de Jerusalén y de Judá el sustento y el socorro,
C: todo sustento de pan y todo socorro de agua;
D: (2) el valiente y el hombre de guerra, el juez y el profeta, el adivino y el anciano;
(3) el capitán de cincuenta, y el hombre de respeto, y el consejero, y el artífice excelente y el hábil encantador.
E: (4) Y les pondré jóvenes por príncipes, y niños los gobernarán.
F: (5) Y el pueblo hará violencia los unos contra los otros,
F: y cada cual contra su prójimo;
E: el joven actuará con altivez contra el anciano, y el indigno contra el honorable.
D: (6) Cuando alguno tome a su hermano, de la familia de su padre, y le diga: Tú tienes manto; tú serás nuestro gobernante, y toma en tus manos esta ruina;
C: (7) él jurará en aquel día, diciendo: No seré el sanador, pues en mi casa no hay pan ni manto; no me hagáis gobernante del pueblo.
B: (8) Pues arruinada está Jerusalén, y Judá ha caído;
A: pues la lengua de ellos y sus obras han sido contra Jehová, al rebelarse ante los ojos de su gloria.

Este quiasma se centra en la opresión, cada cual contra su prójimo. Las razones se dan en las declaraciones secundarias—niños que se comportan con altivez contra aquellos que merecen su respeto y gobernantes de la gente que carecen de un juicio moral maduro. Sucesivamente, éstas son las causas por las cuales el Señor traería una hambruna sobre la gente. La calamidad bajaría sobre Jerusalén debido a la iniquidad de cada uno, desde los niños hasta los gobernantes.

En el versículo 9, Isaías describe la inmoralidad manifiesta—los inicuos declaran sus pecados abiertamente, aun con orgullo, sin vergüenza: “La apariencia de sus rostros testifica contra ellos y, como Sodoma, manifiestan su pecado; no lo ocultan. ¡Ay del alma de ellos!, porque trajeron mal para sí”. El Libro de Mormón registra “…su pecado es como el de Sodoma, y no lo pueden ocultar. ¡Ay de sus almas…”[12]

Los efectos del pecado se pueden ver en sus caras, las cuales testifican contra ellos. Esta inmoralidad incluye pero no se limita a la homosexualidad. Tal como los de Sodoma antigua declararon su pecado abiertamente y llegó a ser el discurso público predominante, así vemos en nuestra sociedad la misma condición. La homosexualidad, el adulterio, la fornicación y corrupción de toda clase se practican abiertamente. Libros, películas, y televisión celebran la comisión de actos inmorales sin representar ninguna de las consecuencias, seduciendo así al crédulo o ingenuo a participar.

El Elder Spencer V. Jones de los Setenta narra una experiencia que compartió con el Elder Richard G. Scott:

“Siempre, para nuestro Padre Celestial, y a menudo para los líderes, los padres y los amigos espiritualmente sensibles, nuestros pecados saltan a la vista.

“Una vez asistí a una charla fogonera para jóvenes con el Elder Richard G. Scott y reparé en cinco jóvenes sentados entre la congregación cuyos rostros, apariencia y modales casi gritaban que, espiritualmente, algo andaba mal en sus vidas. Después de la reunión cuando le mencioné los cinco jóvenes al Elder Scott, simplemente me respondió: ‘Eran ocho’”.[13]

Los versículos 8 y 9 contienen un quiasma:

A: (8) 8 Pues arruinada está Jerusalén, y Judá ha caído; pues la lengua de ellos y sus obras han sido contra Jehová, al rebelarse ante los ojos de su gloria.
B: (9) La apariencia de sus rostros testifica contra ellos
C: y, como Sodoma, manifiestan su pecado;
C: y no lo pueden ocultar.
B: ¡Ay del alma de ellos!,
A: porque trajeron mal para sí.

La ruina cae sobre Judá y Jerusalén porque el Señor es provocado a la ira a causa de la inmoralidad flagrante de la gente. “Arruinada”, “ha caído”, y “contra Jehová” equivalen a “mal”. Aquellos que pecan cosechan el mal contra sí, como consecuencia de sus propias elecciones. “La apariencia de sus rostros” complementa “del alma de ellos”, que ilustra que las caras de la gente inevitablemente reflejan la condición moral del alma. “No lo pueden ocultar” nos enseña que la condición del alma no se puede esconder—y menos de Dios.

Los versículos 10 y 11 presentan una ley inmutable. El versículo 10 declara: “Decid al justo que le irá bien, porque comerá del fruto de sus obras”. El Libro de Mormón pluraliza: “Decid a los justos que a ellos les irá bien…”[14] los justos son bendecidos con la recompensa de sus hechos.

El versículo 11 contrasta: ¡Ay del malvado! Mal le irá, porque según las obras de sus manos le será pagado”. El Libro de Mormón presenta: “¡Ay de los impíos!, porque perecerán; pues el pago de sus 70
manos vendrá sobre ellos”.[15] Los inicuos serán maldecidos debido a sus acciones mientras los justos son bendecidos. En ambos casos, se aplica la ley de la cosecha.[16]

Los versículos 9 al 11 contienen un quiasma:

(9) La apariencia de sus rostros testifica contra ellos y, como Sodoma, manifiestan su pecado; y no lo pueden ocultar.
A: ¡Ay del alma de ellos!, porque trajeron mal para sí.
B: (10) Decid a los justos
C: que a ellos les irá bien:
D: porque comerán del fruto de sus obras.
C: (11) ¡Ay
B: de los impíos! porque perecerán.
A: Mal les irá: pues el pago de sus manos vendrá sobre ellos.

Tanto la rectitud como la maldad se recompensan en su clase por el Señor. Los justos cosechan las bendiciones y ventajas de su virtud, mientras que los inicuos no pueden escapar las consecuencias malas de su inmoralidad. En este quiasma el bienestar de los justos se contrasta con las angustias declaradas sobre los inicuos; según las obras de las manos de los inicuos tal como las de los justos “el pago…vendrá sobre ellos”.

El versículo 12 transmite el mismo significado que el versículo 4: “Los opresores de mi pueblo son niños, y mujeres lo gobiernan. Oh pueblo mío, los que te guían te hacen errar y tuercen el rumbo de tus caminos”. El Libro de Mormón sustituye “y pervierten el curso de tus sendas”.[17] “El rumbo de tus caminos” significa el conocimiento del plan de salvación; el camino estrecho y angosto hacia la salvación sería torcido y corrompido por principios inicuos.[18] “Niños” caracteriza líderes políticos que carecen de un juicio moral maduro. “Mujeres” caracteriza a los líderes eclesiásticos que carecen de la autoridad del sacerdocio—más bien que menospreciar la capacidad de las mujeres a gobernar con justicia y con eficacia cuando son llamadas.

Esta descripción caracteriza a la Judá antigua e Israel después de que a la mayoría—en particular, los líderes y los de habilidades útiles—se le llevó al cautiverio y hombres capaces de resistir fueron muertos, dejando en su mayor parte mujeres y niños indigentes en la tierra. Para nosotros, esto predice condiciones que prevalecerán en algún momento en los últimos días.

El versículo 13 establece que el Señor—Jehová, o Jesucristo—será el juez de Israel: “Jehová está en pie para litigar y está para juzgar a los pueblos”. Durante Su ministerio mortal el Señor Jesucristo verificó Su papel como juez: “Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así también dio al Hijo el tener vida en sí mismo; y también le dio poder para hacer juicio, por cuanto es el Hijo del Hombre”.[19] El Señor hará justicia a las naciones oprimidas.

El versículo 14 testifica que el Señor juzgará los opresores del pueblo: “Jehová vendrá a juicio contra los ancianos de su pueblo”, que significa los guías eclesiásticos y también ellos que deberían tener una El Señor juzgará al oprimido tal como al opresor. Los líderes eclesiásticos tal como los civiles han oprimido a los pobres para su propio provecho; los líderes corrompidos hacen que la gente yerra, destruyendo la vía del Señor. Por consiguiente, los niños y las mujeres gobernarían a la gente.

En los versículos 16 y 17, el Señor azotará a las hijas de Sion por su altivez. El versículo 16 describe su libertinaje: “Asimismo dice Jehová: Por cuanto las hijas de Sion son altivas y andan con cuello erguido y ojos desvergonzados, que caminan como si danzaran, haciendo sonar los adornos de sus pies”

La palabra hebrea Sion, que se usa en este versículo y que significa “lugar secado”,[22] tiene varios niveles de significado en las escrituras. Durante la época de David era el nombre de una fortaleza cerca de Jerusalén;[23] el arca de la alianza fue traído por Salomón de allí al templo en Jerusalén.[24] El monte del templo en Jerusalén también se conocía como el monte de Sion,[25] y Sion se utiliza en varias escrituras como un sinónimo poético para Jerusalén.[26] Sion también se refiere al recogimiento espiritual de los últimos días—la restauración de la plenitud del evangelio desde los cielos y el establecimiento de un pueblo que viviría según sus principios.[27] Sion, por tanto, es un sitio en el cual los puros de corazón morarán.[28] Esta definición puede substituirse en lugar de la palabra Sion para ayudar en su comprensión: “Por cuanto las hijas de los puros de corazón son altivas…”. Por contraste, el Jerusalén de los últimos días significa un sitio para el recogimiento físico de las tribus retornantes de Israel, no importa si es el sitio original de Jerusalén u otro sitio.[29] Una “Nueva Jerusalén” para el recogimiento de algunas de las tribus se establecería sobre el continente americano.[30] La gama de significados para las palabras tales como “Sion” y “Jerusalén” provee una clave para entender los significados ocultos y el cumplimiento recurrente de las profecías de Isaías en varias dispensaciones.

En el versículo 16 Sion tiene significados dobles: es un sitio para el recogimiento espiritual en los últimos días y también un sinónimo para la Jerusalén antigua tal como la de los últimos días.[31] La acusación profética de Isaías de mundanearía se aplica igualmente a la gente antigua y moderna del convenio del Señor.

Tocante a la vanidad, el Señor amonesta à los santos de los últimos días:

“Y en ocasiones pasadas vuestras mentes se han ofuscado a causa de la incredulidad, y por haber tratado ligeramente las cosas que habéis recibido,
“y esta incredulidad y vanidad han traído la condenación sobre toda la iglesia”.[32]
La vanidad aflige a la Sion moderna tal como al Israel antiguo.

El versículo 17 describe la maldición: “por tanto, el Señor herirá con sarna la mollera de las hijas de Sion, y Jehová descubrirá su desnudez”. “Descubrir su desnudez” es un modismo hebreo que significa “ponerles en deshonra”.[33]

En los versículos 18 al 23 se mencionan ornamentos, accesorios, y artículos de ropa. La nota al pie de página tratante al versículo 18 dice “Las autoridades en la materia no siempre concuerdan con respecto a la índole de los adornos de la mujer que se mencionan…”[34]

Traducciones bíblicas en idiomas modernos presentan listas de ornamentos usando palabras que dependen de la época en que la traducción se hizo. Por ejemplo, la traducción bíblica de King James en inglés usa palabras que datan de hace cuatrocientos años, algunas de las cuales no son conocidas por los lectores modernos. 

La 73 traducción de Reina Valera que se usa en este comentario usa palabras que, por la mayor parte, son bien entendidas.

El versículo 18 comienza la lista de los artículos femeninos mencionados por Isaías: “Aquel día el Señor quitará la hermosura de los adornos de sus tobillos, y las redecillas, y las lunetas”— “Lunetas” quiere decir adornos en forma de luna en cuarto creciente.[35]

El versículo 19 continúa, enumerando más accesorios que se usarán por las mujeres vanas de los últimos días: “los collares, y los brazaletes, y los velos”—

El versículo 20 enumera más ornamentos vanos y artículos de ropa: “las cofias, y los adornos de las piernas, y las cintas, los pomitos de olor, y los zarcillos”— “Las cofias” quiere decir gorras femeninas.[36]

El versículo 21 nombra algunos artículos de joyería: “los anillos, y los joyeles de la nariz”—

El versículo 22 describe más artículos de la ropa y accesorios: “las ropas de gala, y los mantoncillos, y las capas, y las bolsas”—

El versículo 23 completa la lista: “los espejos, y los linos finos, y los tocados y las gasas”. “Gasas” quiere decir las ropas transparentes.[37]

El versículo 24 describe el resultado de la ira del Señor vertida sobre las hijas de Sion: “Y acontecerá que en lugar de los perfumes aromáticos habrá hediondez, y soga en lugar de cinturón, y calvicie en lugar de cabellos peinados, y en lugar de faja, ceñimiento de cilicio y quemadura en vez de hermosura”. “Cilicio” significa “saco o vestidura áspera que se usaba antiguamente para la penitencia”;[38] el llevar cilicio era una muestra exterior de angustia profunda o de luto. “Quemadura” significa marca o cicatriz.[39] Antiguamente, era costumbre marcar a los esclavos con herradero. En tiempos modernos tal herradero es raro; Isaías podía haber visto los tatuajes comunes, tanto como en hombres como en las mujeres. La gente, a causa de su maldad, sería azotada, muerta y vendida en la esclavitud.

Los versículos 25 y 26 describen la destrucción que caería sobre la Jerusalén antigua y Sión en los últimos días. El versículo 25 declara: “Tus hombres caerán a espada y tus fuertes en la batalla”.

El versículo 26 completa la profecía concerniente a Sión y Jerusalén: “Y sus puertas se lamentarán y enlutarán; y ella, desolada, se sentará en tierra”. En vez de sentarse en esplendor en un lugar de honor, el trono de Jerusalén sería quitado—dejando solamente la tierra en que sentarse. Esta profecía se relaciona al tiempo cuando Jerusalén fue destruida en el año 587 aC, y también a un tiempo en el futuro cuando condiciones orgullosas existirían entre las mujeres de Sión, quienes en aquel tiempo serán sujetadas a las consecuencias descritas. ¿Quién puede debatir con las descripciones vivas de Isaías de nuestra época y del comportamiento de la gente orgullosa en nuestra sociedad?




NOTAS
[1] . Victor L. Ludlow, “Isaiah Chapter Review [Resúmen del Capítulo de Isaías]: 2 Nefi 13/Isaías 3”, Book of Mormon Reference Companion: Dennis L. Largey, ed., Deseret Book Company, Salt Lake City, UT, 2003, pág. 360-362.
[2]. Victor L. Ludlow, Isaiah: Prophet, Seer, and Poet [Isaías: Profeta, Vidente, y Poeta]: Deseret Book Company, Salt Lake City, Utah, 1982, pág. 101.
[3]. Véase Doctrina y Convenios 87:6; José Smith—Historia 1:45.
[4]. Véase también Isaías 1:24. 74
[5]. Amós 8:11-12.
[6]. Véase 1 Nefi 17:45; Efesios 4:19.
[7]. Véase 1 Crónicas 21:9-12.
[8]. 2 Nefi 13:4.
[9]. 2 Nefi 13:6.
[10]. F. Brown, S. Driver, y C. Briggs, The Brown-Driver-Briggs Hebrew and English Lexicon [Léxico Hebreo e Inglés de Brown, Driver y Briggs]: Hendrickson Publishers, Peabody, MA, 01961-3473, 1996, Número de Strong 2280, pág. 289.
[11]. El versículo 8 contiene un quiasma reconocido en el hebreo original: arruinada está/Jerusalén/Judá/ha caído. En Donald W. Parry, Harmonizing Isaiah [La Armonización de Isaías]: Foundation for Ancient Research and Mormon Studies (FARMS) [Fundación para Investigación Clásica y Estudios Mormones] en Brigham Young University, Provo, Utah, EE.UU., 2001, pág. 258.
[12]. 2 Nefi 13:9.
[13]. Spencer V. Jones, “Venzamos el hedor del pecado”, Liahona, Mayo de 2003, pág. 88.
[14]. 2 Nefi 13:10.
[15]. 2 Nefi 13:11.
[16]. Véase Job 4:8; Hosea 10:12; Mosíah 7:30-31; Doctrina y Convenios 6:33.
[17]. 2 Nefi 13:12.
[18]. Véase Isaías 8:11; 26:7-8; 28:7; 40:3 y su respectivo comentario.
[19]. Juan 5:26-27.
[20]. Véase Isaías 1:17; 4:4; 28:6; 34:5.
[21]. 2 Nefi 28:9-14.
[22]. F. Brown, S. Driver, y C. Briggs, The Brown-Driver-Briggs Hebrew and English Lexicon [Léxico Hebreo e Inglés de Brown, Driver y Briggs]: Hendrickson Publishers, Peabody, MA, 01961-3473, 1996, 1216 pág.; Número de Strong 6726, pág. 851.
[23]. Véase 2 Samuel 5:7; 2 Crónicas 5:2.
[24]. Véase 1 Reyes 8:1.
[25]. Véase Salmos 9:11; 14:7; 74:2; 78:68-69.
[26]. Véase, por ejemplo, Isaías 1:8.
[27]. Compárese Moises 7:17-21, el cual describe la gente antigua de Sión.
[28]. Véase Doctrina y Convenios 97:21.
[29]. Véase Isaías 51:11.
[30]. Véase 3 Nefi 20:22; Ether 13:3-6, 10; Doctrina y Convenios 84:2-4; Apocalipsis 3:12; 21:2; 3 Nefi 21:23-24; Doctrina y Convenios 42:9, 35, 62, 67; 45:66; 133:56; Moises 7:62; A of F 1:10.
[31]. Véase Isaías 1:27; 4:3-4; 8:18; 10:12, 24; 12:6; 51:3.
[32]. Doctrina y Convenios 84:54-55.
[33]. Brown et al., 1996, Número de Strong 6168, pág. 788; véase también Isaías 3:17, nota al pie de página 17a.
[34]. Isaías 3:18, nota al pie de página 18a.
[35]. Véase nota al pie de la página 18b.
[36]. Véase nota al pie de la página 20a.
[37]. Véase nota al pie de la página 23a.
[38]. Real Academia Española, Diccionario de la lengua española, vigésima segunda edición, “cilicio”.
[39]. Brown et al., 1996, Número de Strong 3587, pág. 465.

 Fuente: IVAN D. SANDERSON - ISAIAS  PÁG...66- 74








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