SALVACIÓN UNIVERSAL

La Vida y la Muerte Están Inseparablemente Unidas Entre Sí
Primera de Pedro Cáp.. No. 4
  •  A estos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan; 
  • pero ellos darán cuenta al que está preparado para juzgar a los vivos y a los muertos.
  • 6 Porque por esto también ha sido predicado el evangelio a los muertos; para que sean juzgados en la carne según los hombres, pero vivan en el espíritu según Dios.

Managua, Nicaragua: 26-11-16 
Por qué a la mayoría de nosotros nos preocupa el Morir y otros prefieren no pensarlo: lo cierto es que todos piensan en que sucederá con nuestro cuerpo cuando llegue ese día. 
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Muy sutilmente un grupo de la sociedad piensa que cuando se muere todo se termina, que el cuerpo se descompondrá y que aquí todo se paga… que no hay otro tiempo y oportunidad para salvarnos; de tal manera, que no logramos entender el proceso de abrir la Puerta para transitar por el tercer tiempo del plan del Señor.

Esa puerta inesperada nos da la oportunidad de una nueva vida si alcanzamos en el Plan de Misericordia del Señor Jesucristo.

El Evangelio de nuestro Padre Celestial predicado por su hijo Unigénito nuestro Señor Jesucristo, nos mostró y enseñó su plan que precede desde la fundación de este Mundo.

El presidente Gordon B. Hinckley, sirviendo como consejero de la Primera Presidencia, enseñó: “No me gusta referirme a ellos diciendo ‘los muertos’. Creo que gracias al grandioso plan de nuestro Padre Eterno y a la expiación de Jesucristo, ellos viven; aunque hayan muerto en lo que respecta a su cuerpo terrenal, han conservado su identidad individual.

Son personas como nosotros y con el mismo derecho a recibir todas las bendiciones pertinentes a la vida eterna” (véase “Regocijaos en esta gran época de construir templos”, Liahona, enero de 1986, pág. 45).

·         El presidente Joseph F. Smith (1838–1918) vio en una visión los magníficos beneficios que recibieron los obedientes debido a la visita del Salvador al mundo de los espíritus. Vio el mundo de los espíritus poco antes de la llegada del Salvador. Los espíritus obedientes “se [hallaban reunidos] en un lugar” y “estaban llenos de gozo y de alegría, y se regocijaban juntamente porque estaba próximo el día de su liberación” (D. y C. 138:12, 15).

Se les apareció el Salvador y les declaró que el día de su gloriosa resurrección había llegado. Les habló del “evangelio sempiterno, la doctrina de la resurrección y la redención del género humano de la caída, y de los pecados individuales, con la condición de que se arrepintieran” (D. y C. 138:19). Referencia Doctrina y Convenios 138:

Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán” Referencia Nuevo Testamente (Juan 5:25),
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Este mensaje del presidente Smith apareció por primera vez en febrero de 1910 en el Improvement Era (pág. 352). El tema es tan oportuno y las palabras tan pertinentes que merecen ser reimpresas en este espacio.

SALVACIÓN UNIVERSAL:
¿Se dan cuenta los Santos de los Últimos Días de la importancia de la gran responsabilidad que recae sobre nosotros en lo que respecta a la salvación del mundo? Estamos llevando a cabo una gran obra en nuestro intento por convertir y salvar a una generación perversa e impía; estamos enviando a cientos de misioneros a todas partes de la tierra, y asimismo estamos gastando miles de dólares anualmente en esta labor tan necesaria. Estos miles de dólares se utilizan en la edificación de capillas, escuelas de la Iglesia y otros edificios, en la educación de la juventud de Israel, en el desarrollo y mejora de nuestras tierras, la edificación de ciudades y el aumento de nuestras comunidades, la publicación de periódicos y revistas, y en todo sentido, al tratar diligentemente de mejorar a nuestros miembros y diseminar el conocimiento que convertirá al mundo al evangelio. Pero, ¿qué estamos haciendo por la salvación de nuestros muertos?

Es cierto que hay muchas personas que comprenden esta gran obra y fielmente están efectuando sus deberes en los templos del Señor. Esta es una buena señal que muestra la voluntad y actividad de los miembros de la Iglesia; pero esto tampoco exime a los inactivos, a los miembros perezosos que no están haciendo nada por sus muertos. Tales personas no pueden esperar recibir crédito por lo que otros estén haciendo; la responsabilidad recae con igual fuerza sobre todos, de acuerdo con nuestra habilidad y oportunidades individuales.

No importa qué otra cosa hayamos sido llamados a desempeñar, o qué cargo podamos ocupar o cuan fielmente hayamos trabajado en la Iglesia en otras cosas; ninguno está exento de esta gran obligación, la cual se requiere del apóstol así como del Elder más humilde.

El lugar, la distinción o un largo servicio en la causa de Sion en el campo misional, las estacas de Sion o en cualquier otro lugar, no le da derecho a una persona de hacer caso omiso a la salvación de sus muertos.

Algunos piensan que si pagan los diezmos, asisten regularmente a los servicios y cumplen con sus deberes, le dan de comer al pobre, o quizás pasen uno, dos o más años predicando en el mundo, están libres de cumplir otro deber; pero el deber, más sublime de todos es trabajar en beneficio de los muertos. Seremos recompensados si hacemos todas estas otras cosas, pero si descuidamos el privilegio y mandamiento de más importancia, pese a todas las otras buenas obras, nos encontraremos bajo severa condenación.

¿Y por qué tal condenación? Porque "la responsabilidad mayor que Dios ha puesto sobre nosotros en este mundo es procurar por nuestros muertos" (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 441). A causa de que no podemos ser salvos sin ellos, "se precisa que aquellos que han muerto antes, así como los que vendrán después, reciban la salvación junto con nosotros; y ésta es la obligación que Dios ha puesto sobre el hombre," dice el profeta José Smith. (Enseñanzas del Profeta José Smith, pág. 441).

De esto, entonces, vemos que mientras es necesario predicar el evangelio en las naciones de la tierra y efectuar todas las otras buenas obras en la Iglesia, no obstante, el más grande mandamiento que se nos ha dado, y es obligatorio, es la obra en los templos por nosotros mismos y en beneficio de nuestros muertos.

El Profeta dijo: "El bautismo por los muertos es el único medio por el cual los hombres pueden aparecer como salvadores en el Monte de Sion. La proclamación de los primeros principios del evangelio fue un medio de salvación individual para el hombre; pero los hombres, al embarcarse activamente en los ritos de salvación vicaria, se convierten en instrumentos para introducir a multitudes de sus parientes en el reino de Dios . . . Esta doctrina se manifiesta gloriosa ya que exhibe la grandeza de la compasión y benevolencia divinas al grado del plan de la salvación humana. Esta gloriosa verdad es lo que se necesita para aumentar el entendimiento y apoyar al alma que padece problemas, dificultades y aflicción . . . Esta doctrina presenta claramente la sabiduría y misericordia de Dios al preparar una ordenanza para la salvación de los muertos que son bautizados vicariamente, sus nombres registrados en los cielos y juzgados de acuerdo a sus obras en el cuerpo. Esta doctrina fue el tema de las escrituras. Aquellos santos que la descuidan, en beneficio de sus parientes fallecidos, lo hacen poniendo en peligro su propia salvación." (Times and Seasons 2:577-78),

La razón porque peligra nuestra salvación es porque es necesario que los padres y los hijos no sólo reciban la ordenanza del bautismo, sino también sean unidos de generación en generación. Nos es requerido ir a los templos, ser bautizados, confirmados y recibir todas las ordenanzas en beneficio de nuestros muertos, tal como las hemos recibido para nosotros mismos. (Véase History of the Church 6:365.) ". . . Basta saber," leemos en la revelación "que la tierra será herida con una maldición, si no existe un eslabón enlazador de alguna clase entre los padres y los hijos, referente a un sujeto u otro; y he aquí, ¿qué es ese sujeto? Es el bautismo por los muertos. Pues nosotros sin ellos no podemos perfeccionarnos, ni tampoco pueden ellos perfeccionarse sin nosotros. Tampoco pueden ellos, ni podemos nosotros, ser perfeccionados sin los que han fallecido en el evangelio también; porque es preciso, al iniciarse la dispensación del cumplimiento de los tiempos, la cual ya está entrando, que se efectúen una unión entera, completa y perfecta, y un encadenamiento de dispensaciones, llaves, poderes y glorias, y que sean revelados desde los días de Adán aun hasta hoy. Y no sólo esto, sino que aquellas cosas que desde la fundación del mundo jamás se han revelado, más han sido escondidas de los sabios y prudentes, serán reveladas a los pequeños y a los niños de pecho en ésta, la dispensación del cumplimiento de los tiempos" (Doc. y Con. 128:18).

Nuevamente, citando del Profeta: "La Biblia dice: 'Yo os envío a Elías el profeta, antes que venga el día de Jehová grande y terrible. El convertirá el corazón de los padres a los hijos, y el corazón de los hijos a los padres: no sea que yo venga, y con destrucción hiera la tierra' (Malaquías 4:5-6).

La palabra convertir que se lee aquí debería ser traducida por ligar o sellar. Pero, ¿cuál es el objeto de esta importante misión? ¿o cómo se va a cumplir? Las llaves se deben entregar, el espíritu de Elías ha de venir, se tendrá que establecer el evangelio, los santos de Dios han de ser reunidos, Sion edificada y los santos deben venir como salvadores sobre el monte de Sion.

Pero ¿cómo van a ser salvadores sobre el monte de Sion? Edificando sus templos, erigiendo sus pilas bautismales y yendo a recibir todas las ordenanzas, bautismos, confirmaciones, lavamientos, unciones, ordenaciones y poder de ligar en bien de todos sus progenitores que han muerto, a fin de redimirlos para que puedan salir en la primera resurrección y ser elevados con ellos a tronos de gloria; y en esto consiste la cadena que unirá el corazón de los padres a los hijos, y los hijos a los padres, y esto cumple la misión de Elías. Y pluguiera a Dios que este templo ya estuviese terminado, para que pudiéramos entrar en él y nos pusiéramos a trabajar y mejorar nuestro tiempo, y emplear los poderes para ligar mientras están en la tierra.

Es poco el tiempo de que disponen los santos para salvar y redimir a sus muertos, y reunir a sus parientes vivos, para que también éstos puedan salvarse, antes que sea herida la tierra y descienda sobre el mundo la consumación decretada" (Enseñanzas del Profeta José Smith, págs. 407-08).

Estos pasajes recalcan la importancia de la obra por los muertos, porque no podemos ser salvos sin ellos, ni ellos pueden ser salvos sin nosotros. Nuestra salvación no puede llevarse a cabo a menos que los padres y los hijos estén ligados y sellados en un perfecto orden familiar. Mediante la autoridad debida, los maridos deben estar unidos a sus esposas, y los hijos a sus padres, hasta que sean poseedores de una gran familia integrada por todos los fieles desde el principio hasta el fin del tiempo, con Adán, nuestro progenitor, establecido en su llamamiento como el padre de todos nosotros. ….Fuente; Salvación universal - Presidente José Fielding Smith, Liahona Agosto 1971 Pag, No. 3-

LIBRO DE MORMÓN ALMA CÁP..40: 
  •  1 Y ahora bien, hijo mío, he aquí algo más que quisiera decirte, porque veo que tu mente está preocupada con respecto a la resurrección de los muertos.
  •  2 He aquí, te digo que no hay resurrección, o en otras palabras, quiero decir que este cuerpo mortal no se reviste de inmortalidad, esta corrupción no se reviste de incorrupción, sino hasta después de la venida de Cristo.
  •  3 He aquí, él efectúa la resurrección de los muertos. Mas he aquí, hijo mío, la resurrección no ha llegado aún. Ahora bien, te descubro un misterio; no obstante, hay muchos misterios que permanecen ocultos, que nadie los conoce sino Dios mismo. Pero te manifiesto una cosa que he preguntado diligentemente a Dios para saber concerniente a la resurrección.
  •  4 He aquí, se ha señalado una época en que todos se levantarán de los muertos. Mas cuándo vendrá este tiempo, nadie lo sabe; pero Dios sabe la hora que está señalada.
  •  5 Ahora bien, con respecto a que si habrá una primera, o una segunda o una tercera vez en que los hombres han de resucitar de los muertos, nada importa; pues Dios sabe todas estas cosas; y bástame saber que tal es el caso: que hay un tiempo señalado en que todos se levantarán de los muertos.
  •  6 Debe haber, pues, un intervalo entre el tiempo de la muerte y el de la resurrección.
  •  7 Y ahora quisiera preguntar: ¿Qué sucede con las almas de los hombres desde este tiempo de la muerte hasta el momento señalado para la resurrección?
  •  8 Ahora bien, nada importa si hay más de una época señalada para que resuciten los hombres, porque no todos mueren de una vez, y esto no importa; todo es como un día para Dios, y solo para los hombres está medido el tiempo.
  •  9 Por tanto, se ha designado a los hombres una época en que han de resucitar de los muertos; y hay un intervalo entre el tiempo de la muerte y el de la resurrección. Y ahora bien, concerniente a este espacio de tiempo, qué sucede con las almas de los hombres es lo que he preguntado diligentemente al Señor para saber; y es acerca de esto de lo que yo sé.
  •  10 Y cuando llegue el tiempo en que todos resuciten, entonces sabrán que Dios conoce todas las épocas que le están señaladas al hombre.

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