¿Qué Hay en el Otro Lado?

Algunas veces nos preguntamos acerca del propósito de nuestras vidas, o porque nacimos en este tiempo.Lo cierto es que Dios es quien gobierna nuestras vidas si nos comprometemos en seguirlo.

Todos somos sus hijos por el estado natural, pero podemos prepararnos para ser sus hijos en santidad: para entender mejor este tema que he estado compartiendo les aconsejo leer la siguiente entrevista que nos ayudará  a conocer más este tema.


El élder Russell M. Nelson dijo: “Recuerdo claramente una experiencia mientras volaba en un pequeño avión bimotor. De repente, uno de los motores explotó y se incendió y la hélice se detuvo por completo. Al caer en barrena hacia tierra, estaba seguro de que iba a morir. Algunos de los pasajeros gritaban aterrorizados. Milagrosamente, la vertiginosa caída extinguió las llamas, lo cual hizo funcionar el otro motor, con lo que el piloto pudo estabilizar el aparato y finalmente llegamos a tierra sana y salva. “Durante todo ese contratiempo, a pesar de ‘saber’ que se avecinaba la muerte, mi idea principal era que no temía morir. Recuerdo la sensación de que volvería al hogar, a conocer a los antepasados por los que había hecho la obra en el templo; recuerdo la profunda gratitud que sentí al pensar que mi amada esposa y yo nos sellamos eternamente el uno al otro así como a nuestros hijos, que nacieron y se criaron en el convenio; me di cuenta de que mi matrimonio en el templo era mi logro más importante. Los honores de los hombres no podían ni siquiera acercarse a la paz interior que me brindaban los sellamientos efectuados en la Casa del Señor” (véase “Las puertas de la muerte”, Liahona, julio de 1992, pág. 82).



Una Conversación con Brent L. Top acerca del Mundo de los Espíritus

¿Qué Hay en el Otro Lado? Una Conversación con Brent L. Top acerca del Mundo de los Espíritus
Entrevista efectuada por Devan Jensen                     
Brent L. Top (brent_top@byu.edu) es el presidente del Departamento de Doctrina e Historia de la Iglesia en BYU.
Devan Jensen (devan_jensen@byu.edu) es el editor ejecutivo en el Centro de Estudios de Religión.

PRIMER PARTE:
          
  Jensen: En el año 2012 usted publicó What’s on the Other Side? What Gospel Teaches Us About the Spirit World. [¿Qué Hay en el Otro Lado? Lo que el Evangelio nos Enseña Acerca del Mundo de los Espíritus] ¿Por qué escribió este libro, y cómo se relaciona con alguna de sus publicaciones anteriores sobre ese tema, tal como Glimpses Beyond Death’s Door [Destellos de Más Allá del Umbral de la Muerte]? [Nota del Traductor: Las obras citadas en este artículo no están disponibles en español]

            Top: He estado investigando y escribiendo sobre el tema de la muerte y el mundo de los espíritus por más de veinte años. En 1993, publiqué (con Wendy mi esposa, como co-autora) Beyond Death’s Door. Recientemente, la editorial Covenant publicó una nueva edición del libro bajo el título Glimpses Beyond Death’s Door. Debido a esa investigación y a otras publicaciones anteriores, se me pidió que diera conferencias y que impartiera clases sobre ese tema durante la Semana de Educación en BYU y en otras sedes. Además en 1997 fui invitado a enseñar, haciendo equipo con el Dr. David Busath (médico y profesor de biología y fisiología), a la clase de honores, un coloquio de un semestre de duración titulado: “La Vida Después de la Vida—Un Examen Multi-disciplinario del Fenómeno de la Experiencia Cercana a la Muerte.” Esa fue una gran experiencia debido a que tuvimos eruditos y personas, miembros y no miembros de la Iglesia que han tenido esas experiencias, que les ofrecieron a los estudiantes perspectivas especiales sobre el tema.

            Hace unos años, la editorial Deseret Book me pidió que preparara una serie de disertaciones acerca de lo que los Santos de los Últimos Días enseñan sobre del mundo de los espíritus. Se publicaron en un juego de dos discos compactos titulados What’s on the Other Side? [¿Qué Hay en el Otro Lado?]. No mucho tiempo después el departamento de Educación Continua de BYU me pidió que hiciera una presentación en la Semana de Educación para ser transmitida en BYUTV con el título “What Is This Thing That Men Call Death?” [¿Qué Es Esta Cosa Que Los Hombres Llaman Muerte?]. Esa transmisión y los discos compactos se hicieron muy populares, y tanto Deseret Book como BYUTV recibieron muchas solicitudes de las citas y fuentes que usé en esas charlas. Recibí muchas peticiones de personas que querían las pláticas y las referencias porque deseaban compartirlas con alguien que había perdido a un ser querido. Así que, esa es la forma en que surgió el libro ¿Qué Hay en el Otro Lado? Deseret Book me pidió que pusiera esas pláticas en forma de libro para que la gente pudiera tener las fuentes. Organicé el contenido en paquetes relativamente cortos e incluí algo de material nuevo. Trata, principalmente, de las enseñanzas de los apóstoles y profetas SUD, entrelazadas con algunas fuentes no SUD que son importantes y fascinantes. El propósito del libro tiene dos aspectos: (1) informar, en un formato de fácil lectura, al mostrar algunas de las mejores fuentes SUD y no SUD sobre el tema y (2) inspirar y consolar a quienes lloran la pérdida de un ser querido y fortalecer los testimonios individuales con respecto al plan de salvación.

            Jensen: Dijo que ha estado investigando y escribiendo sobre este tema por más de veinte años. ¿Cómo fue que se interesó en el tema de la muerte y el mundo de los espíritus?

            Top: Creo que de una forma u otra todos estamos interesados en el tema. De hecho, mientras mas viejos seamos, más nos interesamos. Mi interés en el tema empezó al fin de los años 1970 y principios de los 1980 con la publicación de dos libros de mayor venta a nivel nacional: Return from Tomorrow escrito por George Ritchie y Life After Life escrito por el Dr. Raymond Moody. De allí en adelante empecé a examinar la literatura SUD sobre el tema y me familiaricé con algunas de las famosas experiencias cercanas a la muerte y los encuentros con el mundo de los espíritus que vivieron los líderes y miembros de la Iglesia. En los años 1990, el interés público en el fenómeno de las experiencias cercanas a la muerte aumentó, aún dentro de los círculos de los Santos de los Últimos Días. Se hicieron programas de televisión, películas y libros acerca de la vida después de la muerte. Recuerdo que en esa época, en una clase de la Escuela Dominical los miembros de la Iglesia mencionaron un libro muy popular que contaba la experiencia cercana a la muerte de un miembro de la Iglesia. Esa persona había estado en el programa de Oprah Winfrey, que como sabemos es la “¡validación de toda verdad!” El resultado fue que algunos miembros, sin darse cuenta, veían y usaban dichas experiencias como si fueran doctrina. Eso fue lo que me atrajo al tema y motivó mi investigación—no tanto las experiencias por sí mismas—sino la doctrina de la Iglesia. Me gustan las escrituras y las palabras de los profetas que establecen las doctrinas del reino. Las historias del mundo de los espíritus o las experiencias cercanas a la muerte son interesantes, pero la doctrina es esencial. Eso se convirtió en el principio que guía mi investigación. Mi enfoque total al escribir los libros Glimpses Beyond Death’s Door y ahora What’s on the Other Side? se basa en estas dos preguntas: ¿Qué enseña nuestra doctrina, y cómo nos ayuda a entender mejor y a discernir éstas experiencias? ¿Cómo pueden estas experiencias ilustrar, resaltar y ayudarnos a entender mejor nuestras doctrinas particulares con respecto a la muerte y el mundo de los espíritus?



            Jensen: ¿Qué quiere decir con “nuestras doctrinas particulares”? ¿De qué manera son distintas las enseñanzas SUD de otras doctrinas cristianas con respecto a después de esta vida?

            Top: Permítame contestar esas preguntas con un par de experiencias. En el año 1990, Robert Millet (que también ha escrito mucho acerca de las enseñanzas SUD con respecto a la vida después de la muerte) y yo asistimos a una conferencia anual de la Asociación Internacional para el Estudio de las Experiencias Cercanas a la Muerte, que ese año se celebró en Washington, D.C. No sabíamos que esperar. ¿Iba a consistir la conferencia de lo que llamaríamos “excéntricos”—“buscadores de OVNIS” gente con sombreros de aluminio—y cosas así? Pero no fue nada parecido a eso. Hubo científicos, doctores, teólogos y clérigos de distintas iglesias,  eruditos en muchas disciplinas académicas, y muchos buenos hombres y mujeres que habían experimentado algún tipo de encuentro con el mundo de los espíritus y que buscaban encontrar el significado de eso. Tan impresionante como fue esta reunión, lo que más me impactó fue el que la mayoría de esas personas conocían en lo general las creencias SUD acerca de lo que sigue a esta vida. Al sentarnos a comer con un grupo de los asistentes, fuimos bombardeados con preguntas sinceras y tuvimos conversaciones interesantes acerca de nuestras creencias. Eso me hizo comprender que poseemos doctrinas profundas y exclusivas concernientes al papel del espíritu y que probablemente las damos por hecho. La segunda experiencia ocurrió varios años después, mientras el hermano Millet y yo visitabamos a un pastor de los Discípulos de Cristo, que también era maestro de teología en una universidad en Nashville, Tennessee. Este hombre estaba escribiendo un libro acerca de lo que las distintas denominaciones cristianas enseñan acerca de la vida de ultratumba. Tuvimos una conversación muy interesante. Lo que más recuerdo fue su descripción de la teología SUD como “sofisticada y profunda.” Declaró que es posible que los mormones no comprendan qué tan profundas y exclusivas son sus creencias acerca del mundo de los espíritus. Eso me impresionó fuertemente. Recientemente, leí una declaración que lo confirma. Los escritores Coleen McDanell y Bernhard Lang, en su libro Heaven: A History [El Cielo: Una Historia] publicado por la Yale University Press, escribieron:

Las expresiones de la naturaleza del amor y de la esperanza de una reunión en los cielos persisten en la cristiandad contemporánea. Sin embargo, tales sentimientos no se sitúan dentro de una estructura teológica. El esperar encontrarse con su familia después de la muerte es un deseo y no un argumento teológico. . . . Los sacerdotes y pastores le pueden decir a los familiares que encontrarán a sus seres queridos en el cielo como una forma de consolación, pero el pensamiento contemporáneo no apoya esa creencia como lo hizo en el siglo diecinueve. Ya no hay un compromiso teológico fuerte hacia el cielo moderno [1]
            Y aquí está la parte que me llamó la atención y que una vez más confirma el poder de la        
            doctrina:

La excepción más importante a esta advertencia es la enseñanza de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, cuyos miembros son conocidos como mormones. La perspectiva moderna del cielo—que enfatiza la cercanía y la similitud del otro mundo con el nuestro y que defiende la naturaleza del amor, de la familia, del progreso y del trabajo—tiene su mayor proponente en el conocimiento de la vida de ultratumba que tienen los Santos de los Últimos Días (SUD). Mientras que la mayoría de los grupos cristianos contemporáneos omiten las creencias en la vida de ultratumba, lo que le sucede a la gente después de morir es crucial para las creencias y rituales SUD. Esa teología celestial no es el resultado de una mera especulación, sino de revelación dada a los líderes, anteriores y actuales, de la iglesia.
El conocimiento SUD de la vida de ultratumba no ha tenido. . . . ninguna alteración desde que José Smith lo articuló. Si algo ha pasado, es que los Santos de los Últimos Días del siglo veinte se han vuelto mas audaces en su aseveración de la importancia de su teología celestial. 
. . . A la luz de lo que perciben como un mundo cristiano que ha abandonado la creencia en el cielo, muchos Santos de los Últimos Días, sienten una mayor responsabilidad de definir el significado de la muerte y la vida eterna.”[2]

            Esta declaración es muy interesante, y ayuda a explicar el por qué tengo el sentimiento y la responsabilidad de enseñar esta doctrina importante. De igual manera, todos deberíamos sentir la responsabilidad de aprender tanto como podamos acerca de ésta—no solamente por la forma en que la doctrina enriquezca nuestra vida—sino también porque puede bendecir al mundo e informar a quienes buscan la verdad pero “no saben donde hallarla” (véase DyC 123:12–14). El Profeta José Smith enseñó:

Todos los hombres saben que tienen que morir. Y es importante que entendamos las razones y causas del porqué estamos expuestos a las vicisitudes de la vida y de la muerte; y cuál es el designio y propósito de Dios en que vengamos al mundo, suframos aquí y luego salgamos de este lugar. . . . No es sino razonable suponer que Dios nos revelaría algo relacionado con el asunto, y es un tema que deberíamos estudiar más que cualquier otro. Deberíamos estudiarlo de día y de noche, porque el mundo nada sabe respecto de su verdadera condición y relación. Si tenemos el derecho de pedir algo a nuestro Padre Celestial debe ser el conocimiento sobre este importante tema. [3]

            Jensen: En base a sus años de investigación y enseñanza, ¿qué malas interpretaciones doctrinales o posibles errores al enseñar acerca del mundo de los espíritus ha encontrado entre  los Santos de los Últimos Días? ¿Qué recomendaciones daría usted para resolver estos problemas?

            Top: Permítame compartir tres principios rectores que trato de seguir. Estos principios se aplican no solamente a la investigación, a la enseñanza y al escribir acerca del mundo espiritual, sino también a todo lo que estudiamos y enseñamos acerca del evangelio. Primero, yo diría que: enseñe lo que dicen las escrituras, no lo que no dicen. Permítame ilustrarlo con una de las escrituras más citadas referentes al mundo de los espíritus: Alma 40:11–14. En el versículo once Alma dice: “Ahora bien; respecto al estado del alma entre la muerte y la resurrección, he aquí, un ángel me ha hecho saber”—esa es una fuente autorizada muy buena—“que los espíritus de todos los hombres, en cuanto se separan de este cuerpo mortal, sí, los espíritus de todos los hombres, sean buenos o malos, son llevados de regreso a ese Dios que les dio la vida.”

            Alma enseña claramente que hay un período de espera desde el tiempo de la muerte hasta la Resurrección. Esa es “doctrina confiable”. No hay lugar para malas interpretaciones allí. Alma lo dice clara y definitivamente, pero es la siguiente parte del pasaje la que a menudo se mal interpreta. En los versículos 12 al 14, Alma dice:

Y sucederá que los espíritus de los que son justos serán recibidos en un estado de
felicidad que se llama paraíso: un estado de descanso, un estado de paz, donde descansarán de todas sus aflicciones, y de todo cuidado y pena. Y entonces acontecerá que los espíritus de los malvados, sí, los que son malos. . . estos serán echados a las tinieblas de afuera; habrá llantos y lamentos y el crujir de dientes. . . Así que éste es el estado de las almas de los malvados; sí, en tinieblas y en un estado de terrible y espantosa espera de la ardiente indignación de la ira de Dios sobre ellos; y así permanecen en este estado, como los justos en el paraíso, hasta el tiempo de su resurrección.



            Muchas veces he oído que los miembros interpretan el pasaje de esta manera: “Vean, las escrituras muestran que los justos están en el paraíso y los inicuos en la prisión espiritual.” Sin embargo, notarán que Alma no usa el término prisión espiritual en ninguna parte. Tampoco define quienes son los justos. Aún así con frecuencia hacemos nuestras conclusiones y decimos: “bueno, esos son los miembros de la Iglesia, y solamente los miembros de la Iglesia pueden  estar en el paraíso.” Pero eso no es lo que dice Alma. Lo que quiero aclarar aquí es que las palabras que usamos mucho cuando hablamos del mundo de los espíritus en el contexto de la doctrina de los Santos de los Últimos Días son: paraíso, prisión e infierno. Creamos en nuestra mente definiciones limpias, claras y concretas de dichos términos y las delineaciones entre ellos, pero las escrituras no lo hacen.

            De acuerdo con las escrituras, esos tres términos se pueden aplicar a cualquiera o a todos los espíritus en el mundo espiritual, dependiendo del contexto específico con los que se usan en las escrituras. Por ejemplo, el Presidente Joseph F. Smith enseña en Doctrina y Convenios 138 que todos los espíritus de los muertos veían su muerte como una servidumbre o “prisión” hasta la gloriosa reunión del cuerpo y del espíritu en la resurrección. Así mismo, aprendemos en las escrituras que toda la gente—los justos, los inicuos y todos los que estén entre esos—son relevados de muchas de las condiciones de nuestro mundo caído y mortal. Así que, cuando mueran van a estar en un estado de descanso. En este contexto, todos los espíritus experimentan un grado de paraíso. De hecho, en el discurso de King Follett, el Profeta José Smith declaró que cuando Jesús le dijo al hombre en la cruz: “hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23: 43), se estaba refiriendo al mundo de los espíritus. De este modo, paraíso se puede aplicar a todos los espíritus, y prisión se aplica a todos los espíritus.

            Con respecto a la palabra infierno, la gente puede sufrir el infierno aquí en la mortalidad. Sin embargo, el infierno del que Alma está hablando, no lo sufren quienes no han escuchado el evangelio o quienes no han sido tan fieles, de acuerdo a su grado de conocimiento, como pudieron haber sido. Alma está hablando de los espíritus de los malvados que “no tienen parte ni porción del Espíritu del Señor, porque escogieron las malas obras en lugar de las buenas; por lo que el espíritu del diablo entró en ellos y se posesionó de su casa—estos serán echados a las tinieblas de afuera” (Alma 40:13). Está hablando de los hijos de perdición. Ese versículo no nos dice nada de la vasta mayoría de los espíritus que han vivido sobre la tierra. Alma está hablando acerca de los rectos (y recuerden que no nos define el término) en un extremo, y de los malvados en el otro extremo; y no nos dice nada acerca de todos los que están enmedio. Sin embargo, tomamos este pasaje de Alma 40 y tratamos de decir que es la declaración definitiva con respecto a las condiciones del mundo de los espíritus. No creo que sea eso lo que Alma está diciendo o tratando de implicar. Creo que Alma solamente está explicando estos dos extremos. Así que cuando nos preguntamos: de acuerdo con los libros canónicos, ¿que tanto sabemos acerca del mundo de los espíritus? la respuesta es “no tanto como creemos saber.”

            En donde algunas ocasiones nos metemos en problemas—y ciertamente he cometido ese error—es cuando tratamos de entender la limitada información que hay en las escrituras y ponerla en un diagrama o en una presentación de PowerPoint, suponiendo que refleja plenamente lo que las escrituras enseñan acerca del mundo de los espíritus. En realidad, las escrituras no nos dan un diagrama, una gráfica, un mapa, unas fotos, o una imagen de Google Earth del mundo de los espíritus.

            Es claro que los antiguos tenían algún conocimiento del mundo de los espíritus. En el Antiguo Testamento, el autor de Eclesiastés escribió que cuando morimos “volvemos a Dios(Eclesiastés 12:7) Jesús, hablándole al ladrón en la cruz, dijo: “Hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23: 43). Existen otras referencias en el Nuevo Testamento a la vida de ultratumba. Cuando Jesús caminó sobre el agua hacia sus discípulos, tuvieron miedo, pues creyeron que veían un fantasma o espíritu (véase Mateo 14:26). Pedro enseñó claramente que Cristo fue a predicar el evangelio en el mundo de los espíritus (véase 1 Pedro 3:18–20; 4:6), pero no nos da ninguna descripción de lo qué es ni en donde está. Así que creían en una forma de vida después de la muerte, pero ni el Antiguo ni el Nuevo Testamento nos dan muchos detalles.

            No deberíamos tomar estos u otros pasajes para decir algo que el autor no esté diciendo. Por ejemplo, Doctrina y Convenios 138 brinda revelación sobre el mundo de los espíritus, pero el Presidente Joseph F. Smith se enfoca en la obra redentora que se efectúa en el mundo de los espíritus, no en darnos una declaración definitiva de quienes está allí, en donde están, o si todos los espíritus malvados están en el hemisferio norte y los justos en el hemisferio sur o viceversa. Las escrituras no lo hacen. El capítulo 40 de Alma no nos da todo lo que hay que saber, y tampoco lo hace Doctrina y Convenios 138. Se requiere la revelación moderna—y los comentarios proféticos modernos—para enseñarlo. Eso nos lleva al segundo punto: Conozca lo que es doctrina y la que no es.



            La doctrina oficial de la Iglesia nos llega por medio de los libros canónicos y por los profetas, videntes y reveladores. El élder Neil L. Anderson enseñó en la conferencia general de octubre de 2012: “Hay un importante principio que gobierna la doctrina de la Iglesia. Todos los quince miembros de la Primera Presidencia y del Quórum de los Doce enseñan la doctrina; no está escondida en un oscuro párrafo de un discurso.” [4] De igual modo, el élder D. Todd Christofferson enseñó en la conferencia de abril de 2012: “Al mismo tiempo, se debe recordar que no toda declaración que haya hecho un líder de la Iglesia, pasada o presente, necesariamente constituye doctrina. Comúnmente se da por entendido en la Iglesia que una declaración hecha por un líder en una ocasión a menudo representa una opinión personal que, aunque bien pensada, no quiere decir que sea oficial o se vincule a toda la Iglesia.”[5] Es importante que recordemos que la doctrina se hallará en las declaraciones oficiales de los Hermanos, así como en las publicaciones y manuales de la Iglesia, y se enseñará abierta y repetidamente en la conferencia general. En lo que respecta al mundo de los espíritus la doctrina oficial es muy limitada.

            Hay muchas otras cosas que han dicho y publicado los líderes de la Iglesia y los miembros fieles—particularmente en el siglo diecinueve—que son interesantes, informadas y, en muchos casos, hasta inspiradas pero que no necesariamente son doctrina oficial. Algunas de mis favoritas son las declaraciones de Brigham Young, Parley P. Pratt y de otros pero que probablemente caerían en esta categoría. Eso no quiere decir que no las usemos al enseñar, o que no sean ciertas, pero nosotros y nuestros estudiantes debemos reconocer la jerarquía apropiada de las fuentes autorizadas. Creo que el artículo de Robert L. Millet “¿Cuál es Nuestra Doctrina?” [6] es un recurso excelente. Eso me lleva a mi tercer principio rector. Es lo que yo llamo El Principio Apócrifo.


            Cuando el Profeta José Smith estaba trabajando en la traducción de la Biblia (La Traducción de José Smith) el Señor respondió a su pregunta con respecto a que si debía traducir o no los Libros Apócrifos (véase DyC 91). Me encanta el principio que se enseñó. Aunque se refería específicamente a los Apócrifos, yo creo que tiene aplicación a lo que estudiamos y enseñamos del evangelio en lo general y a la doctrina del mundo de los espíritus en particular. El Señor dice: “Contienen muchas cosas verdaderas.” Y entonces el Señor dice que hay muchas cosas en ellos que no son verdaderas y “que son interpolaciones de los hombres” (DyC 91:1–2) Interpolaciones es una palabra interesante que ya no usamos mucho. ¿Significa lo mismo que interpretaciones u opiniones? No, literalmente significa: inserciones o adiciones no autorizadas a las escrituras. Ya sea que estemos leyendo inserciones, adiciones, opiniones, especulaciones o interpretaciones, las palabras del Señor deben guiarnos: “Por tanto, quien los lea, que entienda, porque el Espíritu manifiesta la verdad; y el que sea iluminado por el Espíritu logrará beneficio de ellos. Y el que no reciba por medio del Espíritu no puede beneficiarse” (DyC 91:4–6). Creo que ese mismo principio se aplica perfectamente a las enseñanzas acerca de la muerte y el mundo de los espíritus. Hay algunas cosas incluidas en las declaraciones de los primeros Hermanos que son especulación, interpretación u opinión pero que no necesariamente son falsas. Y tenemos que ser guiados y dirigidos por el Espíritu para saber qué es verdad, qué es doctrina, y como aplicarla en nuestras propias vidas.

primera parte, referencia BYU/ Religious Education Religious Studies Center / https://rsc.byu.edu/es/archived/qu-hay-en-el-otro-lado

Nota: las imágenes son representaciones adheridas para escudriñar en la enseñanza.


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