Cerro de Pasco: fallece atleta más longeva del Perú y América
María Victoria Rivera Bustamante “la abuelita maracuyá” vivió en Cerro de Pasco y era miembro de La Iglesia.
La maratonista más longeva de Pasco, falleció a los 103 años. Por más
de 30 años consecutivos, participó de la maratón más alta del mundo
“Meseta del bombón” que se desarrolla en la ciudad de Cerro de Pasco a
4380 metros sobre el nivel del mar.
Su muerte causó tristeza entre la población pasqueña, pues era
conocida y querida por vender jugos de maracuyá y trabajar sin descansar
hasta sus últimos días de vida. Además ella era miembro de La Iglesia
de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Natural del distrito de Baños, provincia de Lauricocha (Huánuco),
llegó a Pasco a los 11 años, para no irse más. Desde muy joven, trabajó
incansablemente para mantener y sacar adelante a su único hijo, Juan
Millán Rivera, quien falleció en octubre del 2013, dejándola sola, pues
era su única compañía. María, se hizo muy conocida y querida, porque
desde muy temprano recorría todas las calles de la ciudad vendiendo
jugos de maracuyá, de ahí, nacería su sobrenombre de “la abuelita
maracuyá”.
El 2016 le diagnosticaron una enfermedad terminal que día a día,
deterioraba su salud. Entonces unos familiares la acogieron en su
vivienda y la cuidaron hasta el día que falleció.
Recordando a “la abuelita o tia maracuyá”
Era el año 2015 y María Victoria Rivera Bustamante “la abuelita o tia
maracuyá” como así le llamaban y con 102 años cumplidos, participaba en
la maratón más alta del mundo, la XXXIV Maratón 42K, a más de 4000
metros de altura sobre el nivel del mar en Cerro de Pasco. En la
competencia, dio muestra de su excelente estado físico y de un
entusiasmo singular.
Inmediatamente aquella viejecita generó interés entre los
periodistas, quienes empezaron a buscarla y hacerle entrevistas. Su
ejemplo de vida no era para menos, se trataba de alguien que se imponía
ante lo convencional.
“Si dejo de laborar me muero, mi trabajo es lo que me mantiene viva”
respondía María Victoria al periodista de la Agencia Andina que la
entrevistó. “Solita en mi casa me aburro y hasta me deprimo, porque
extraño a mi hijo, por eso salgo todas las tardes a vender jugo y a
distraerme conversando con la gente que me compra el rico jugo de
maracuyá que preparo”.
Deportista
María, era una mujer perseverante y valiente, daba todo su esfuerzo
para mantener a su hijo, trabajaba e incluso hasta se daba tiempo para
practicar el fondismo. Sobre su vitalidad, contaba que se mantenía sana y
activa porque siempre fue deportista y nunca ha dejado de trabajar,
además, año tras año, participaba de la maratón más alta del mundo,
siempre llegaba a la meta, entre aplausos y reconocimiento de la
ciudadanía.
En la competencia, María Rivera daba muestra de su excelente estado
físico, gracias a la vida sana que llevaba y a una dieta especial que
constaba de “todo tipo de verduras, huevo sancochado, menos carne y
menos pollo”, según consigna agencia Andina en una entrevista.
Para María Rivera, correr es parte de su vida. Además, asegura que su
entrenamiento de cada día se inicia con un baño de agua helada,
desafiando el frío de la ciudad.
A sus 102 años posee una vitalidad envidiable y confiesa que no
necesita “nada de pastillas”, tampoco ir al médico porque come su
“mazamorra de maca con quinua”.
Mediante una resolución ejecutiva regional, María, fue reconocida por
el Gobierno Regional de Pasco, como símbolo del fondismo pasqueño y
nacional, haciéndole entrega de una medalla y un trofeo, por su
destacada trayectoria al servicio del deporte pasqueño con una
participación de más de 30 años en diversas competiciones del fondismo
en la región Pasco, demostrando la vitalidad y el emprendimiento de la
mujer pasqueña, convirtiéndola en la atleta más longeva del país,
símbolo e imagen de la maratón internacional “Meseta del Bombón”. Debido
a su estado de salud, el pasado 2016, ya no pudo competir, pero recibió
un justo y merecido homenaje.
Despedida
En su funeral trasladaron el féretro hacia las instalaciones del
Gobierno Regional de Pasco para el velatorio. Luego, los restos “la
abuelita maracuyá” fueron velados en uno de los edificios de La Iglesia
de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días (mormones) hasta el
mediodía, después sus restos llegaron al auditorio de la Municipalidad
Provincial de Pasco. Para luego realizar todo un recorrido desde el
Estadio Daniel Alcides Carrión, seguidamente por la plaza Carrión hasta
el cementerio general de la ciudad de Cerro de Pasco, donde fue
sepultada.
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