HOMBRES QUE NO DEBEMOS OLVIDAR


José de la Cruz Mena Ruiz

Hay hombres que dejan huellas para la posteridad, hombres sencillos y humildes en su bregar; José de la Cruz fue humillado por la enfermedad que a temprana edad lo agotó, más sin embargo, su grandeza misma se la da su enfermedad. Hurto las palabras para expresar y comprender su grandeza, crecimiento que se desprende de su alejamiento de la sociedad mediante sus composiciones.

Les invito a leer un poco del arreglo que les presento de tan ilustre caballero.
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DATOS PERSONALES:
Nacimiento
Fallecimiento
Nacionalidad
Información profesional
Ocupación




José de la Cruz Mena nació en la ciudad de León, el 3 de mayo de 1874, fue hijo de don Yanuario Mena y doña Celedonia Ruíz. Comenzó a estudiar música con su padre, de quien aprendió la ejecución del cornetín. Fue asistido por su hermano mayor Jesús Isidoro y luego estudió con el maestro Alejandro Cousin. En el año 1888, a los 16 años, ingresó a la Banda de los Supremos Poderes, de la cual Cousin era el director.

Viaja a Honduras e ingresa a la Banda Nacional que dirigía entonces don Adalid Gamero, de este aprendió a ejecutar barítono. Compuso la danza "El Nacatamal". Luego pasa a El Salvador, donde se incorpora a la Banda de los Supremos Poderes bajo la dirección del maestro Dreus, es en este país donde enferma. Es cuidado en un hospital en donde obsequia a la Madre Superiora de ese centro unas "Avemarías", que posteriormente fueron enviadas a España para su ejecución.




 Un vals del músico nicaraguense José de la Cruz Mena. Ruinas. En HD grabado en Diferentes Escenarios Internacionales. En el video Jeannette Tardencilla. Producido por Marcos A. Orozco y Jeannette Tardencilla.


Aislamiento en el río Chiquito
En 1892 regresa a Nicaragua, debido a su enfermedad tuvo que aislarse en una cabaña en las márgenes del río Chiquito, a doscientas varas al Poniente del Puente, en donde se dedica con ahínco a la composición musical. Queda completamente ciego a la edad de 22 años. De José de la Cruz Mena, se dice que usaba como diapasón un trozo de riel que colgaba del techo de su cabaña.

El doctor Edgardo Buitrago, intelectual leonés y biografo, escribe:

"le obligó a encerrarse aún más dentro de sí mismo, dejando transcurrir su existencia al vaivén de una hamaca que colgaba de dos horcones de su rancho. Pero varios jóvenes músicos ofreciéndose para transcribir al pentagrama su inspiración, llegaban a visitarlo."

En el transcurso de los años, dicto sus obras musicales a díscipulos y amigos como Jerónimo Castellón, Bernardino Turcios, Rubén Galiano, Pantaleón Vanegas y Daniel Cuadra, de quienes el Fondo Histórico Documental de la Música Nicaragüense posee varios manuscritos.

El Presidente José Santos Zelaya fue gran admirador suyo. Tras el estreno de la marcha que el músico le dedicó, dispuso lo siguiente:

"se le concede una plaza de sargento para solventar sus necesidades, que se le respetara en su retiro del río Chiquito y que se le borrara de la lista de leprosos que habrían de transportar a la Isla de Aserradores."




Su muerte
Más de diez años sufrió la terrible enfermedad, muriendo a la edad de 33 años en su ciudad natal el 22 de septiembre de 1907. Murió en una soledad amarga sufriendo los cruentos dolores de su enfermedad.

Sus funerales revistieron gran solemnidad y el Responso y la Misa Solemne de cuerpo presente se realizaron en la Capilla de la Catedral Metropolitana, acompañados por la Orquesta Filarmónica dirigida por el maestro Pablo Vega y Raudes.

Fue sepultado en el cementerio "Guadalupe" hasta que en 2007 al conmemorarse el centenario de su muerte, sus restos fueron exhumados y sus cenizas ahora reposan dentro de una cripta en La Catedral de su amada ciudad de León.

Honores
  • El teatro municipal de la ciudad de León lleva su nombre.
A 142 años de su nacimiento los valses de José de la Cruz Mena siguen asombrando al mundo (Foto Arnulfo Agüero)

Arnulfo Agüero 

El vals Ruinas del músico y compositor José de la Cruz Mena Ruiz, conocido como el “Divino leproso”, premiado en los primeros Juegos Florales de 1904 en León e interpretado en un solo de piano por Margarita Rochi de Alonso, sigue asombrando al mundo por su grandiosidad, originalidad y creatividad musical.

Esta célebre pieza fue grabada por Camerata Bach en 1988 y presentada en un concierto en Viena, Austria, recordó el músico Ramón Rodríguez. “Al terminar de tocar el vals la gente se puso de pie y ovacionó la pieza, eso me sigue emocionando” comentó Rodríguez.

Según sus reseñadores biográficos, Hilario Isaías Ulloa, Gilberto Vega Miranda, Edgardo Buitrago, Carlos Tünnermann, Armando Zambrana Fonseca, entre otros, los valses de Mena han sido también ovacionados en Moscú, Uruguay, Cuba, México, Milán, Honduras y San Salvador.
Su vida y obra, fue novelada en el libro biográfico Ruinas, Mi incurable tristeza, publicado en 2006 por Zambrana Fonseca, quien espera sea llevada al cine documental de largometraje, dado su estructura cinematográfica.

El vals de Ruinas se vuelve más popular a mediados del siglo pasado cuando Alcides Gutiérrez Barreto publica el primer disco grabado por la Orquesta Metropolitana; luego Julio Cansino trabajó la música sintéticamente.

La mayor parte de sus composiciones están perdidas, unas cuantas se conservan en Nicaragua, y otras se cree están en una biblioteca de Nueva York.

“Estos documentos se los llevó el maestro Irías, y fueron presentados por orquestas en una catedral en Washington. A la fecha ningún gobierno se ha interesado en rescatar estos históricos archivos”, dice Zambrana.

Su nombre e influencias han sido asociados al de Beethoven o Strauss. “Nosotros le llamamos el Mozart nicaragüense”, destacó por su lado Rodríguez.

Reconoció en la obra de Mena influencias de estos grandes maestros de la música clásica, asimismo tener una venia musical nicaragüense, que lo hace un músico grandioso, diferente y muy original.
“Al principio, nos cuenta el doctor Edgardo Buitrago, Mena tocaba sus obras en la guitarra y cuando fue perdiendo los dedos, transmitía las notas mediante silbidos”, comenta por su parte el escritor Carlos Tünnermann.

Y así, agrega, en medio de tantas penurias y dificultades, lo extraordinario es la cantidad y calidad del legado musical de Mena.  

Sus valses
Ruinas; Amores de Abraham, dedicado a su amigo Abraham Morazán; Rosalía, dedicado a Rosalía de Icaza; Lola, a Lola de Alvarado; Bella Margarita, a la pianista Margarita Rochi de Alonso; Recuerdos de Engracia, En tus ojos; Emilio; Isabel, Duerme, Amores de Leonor, El Triunfo, y otros que se perdieron.

Canciones profanas: Yo pienso en ti, Suspiros de Amor, Un recuerdo, dedicadas a pianista doña Rosario Gil de Fiallos; Sueños de amor, Yo te amo, A ella, Las hijas de Eva (romanza), Te amo como un eco, entre otras.

También compuso mazurcas, avemarías, tedeum, misas de réquiem, misas de glorias, salves, marchas fúnebres, pasodobles, sones de pascua, villancicos, y marchas militares, y pasodoble, uno dedicado al general Zelaya, y otro al general Asisclo Ramírez. 

Su triste retrato
De Mena solo se conoce una foto de su rostro abultado y más de su edad. Uno de sus biógrafos Edgardo Buitrago lo describe como u hombre alto, delgado y ligeramente encorvado, de color moreno, pelo negro y liso, boca y nariz regular, ojos vivos y expresivos.

La lepra le destruyó la mano y afectó su visión y rostro también, por lo que en sus últimos años acostumbraba a taparse con toallas o telas.

¿Dónde la contrajo este mal?.Puede que el bacilo de contagio lo adquiriera en Managua o en casa de un sacerdote salvadoreño que padecía de lepra.  Pedro, su hermano murió también de lepra.

Fue cuidado por la Mercha una mujer negra que le llevaba alimento, medicinas y lo limpiaba sus llagas; y por Isabel Ruiz, su vecina. Y era visitado por un grupo de amigos en su confinamiento en Río Chiquito, entre ellos Salvador Ruiz y Cornelio Sosa. 

Cronología de José de la Cruz Mena Ruiz
José de la Cruz Mena nace un 3 de mayo en León,  su primer profesor fue su padre, el filarmónico y cornetín Yanuario Mena.

Se traslada a Managua, estudia en la Escuela Nacional de Música, dirigida por el belga Alejandro Cousin. Ingresa a la Banda de los Supremos Poderes. Otros de sus maestros fue el alemán Enrique Drews, y así otros nicaragüenses.

1890 ó 1891. Compone en Tegucigalpa-Honduras, su pieza El Nacatamal, una danza con reminiscencia de Nicaragua.

1894 ó 1895. En el Salvador le declaran la enfermedad de Hansen,  popularmente conocido como el “mal de Lázaro”, o lepra. Se dice que el bacilo posiblemente lo contrajo en Managua o el Salvador, ciudades donde se movilizaba. Uno de sus hermanos muere de lepra.

1895 ó 1896. Regresa a León, se va a vivir a orillas del Río Chiquito, más o menos a 200 varas del puente, donde se construyó una rústica choza de horcones, de los cuales colgaba su hamaca.

Queda ciego. Compone la marcha General Zelaya, pasodoble El Libertador, y El Triunfo, y se libra de ser recluido y llevado en tren por la Guardia Nacional con otros leprosos a la isla de los Aserradores, en Corinto.

1904. Ganó el certamen con su vals Ruinas. Interpretada en un solo de piano por Margarita Rochi de Alonso. A pesar del temor a la lepra el público lo invita al estrado del Teatro Municipal, y es vitoreado.

1907. Muere a los 33 años, un 22 de septiembre, es enterrado en el cementerio de Guadalupe, en León. Luego sus restos fueron trasladados a la Catedral de León.

Narración de la vida José de la Cruz Mena Televicentro Canal 2

Fuente: http://www.vans-costarica.com/Jose%20de%20La%20Cruz%20Mena.wmv, canal 2



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