UNA COCA COLA

Managua, Nicaragua – 19 de diciembre de 2017
Norelly Learning – Pedro –Avilés Z , relato original..

UNA COCA COLA

Antes les comenté que mi abuelo fue un personaje en todos los sentidos, ahora les contaré un episodio más de sus anécdotas.

Cuenta el abuelo Abelino, que cuando trabajaba como mandador en la Hacienda Bella Vista, hoy sector de Galería Santo Domingo camino a las Sierritas de Managua,… él y otros trabajadores fueron al centro de la ciudad a buscar unas mercancías que les habían encomendado… todos montados en un Chapulín (tractor agrícola) iban muy contentos, directos al sector del barrio Bóer.
Allí había una parada de buses (terminal), que viajaban al Departamento de Rivas, con destino final San Juan del Sur… otros a Carazo, Granada y otros lugares del Occidente.

Cuenta el Abuelo Abelino que se bajaron del chapulín con la idea de encontrar una pulpería para comprar una gaseosa, pero a pesar del área que era comercial, no encontraban una.

En eso dice el abuelo:

-          -  Miren allá en la siguiente cuadra hay una máquina servidora de la Coca Cola.
-          -   vamos.

imagen google

Relata el abuelo que tenían mucha sed… eran más o menos las 2 pm,.. y hacia un calor infernal.

No andábamos mucho dinero, más que para comprar una gaseosas que costaban C$ 0.40 (cuarenta centavos Córdobas).

Cuenta el abuelo Abelay como le decían, que esas máquinas servidoras de gaseosas recién habían llegado al país, y que no estaba la gente familiarizada con ellas…

La embotelladora Coca Cola ofrecía sus refrescos en latas de aluminio, además sumaba otras golosinas que atraían al comprador… pero la gente de los pueblos no estaba muy relacionado al sistema, era una novedad.

Desde luego eran eléctricas y las servían heladas.

Tenían una ranura como las Rokonolas de aquellos tiempos, donde se les insertaban las monedas para comprar… se podía echarles de C$ 0.05, de 10, y 0.25 centavos de córdobas, también tenían una pantallita que marcaba en inglés con una luz roja las monedas que te hacían falta para comprar la gaseosa, FIVE, DIME, y TWENTHY.

Además tenían una palanca que se presionaba hacia adentro para obtener el refresco.

Si no echabas lo completo a la máquina… esta te decía las monedas que te hacían falta para completar el valor del producto, con las palabras “FIVE o DIME etc”.

 Cuenta el Abuelo, que caminaron sobre la acera bajo un sol radiante que quemaba hasta los pelos de la cabeza y los hacía bailar porque no usaban zapatos, ni caites… a uno de ellos le decían uñas de león porque nunca se las cortaba.

Divisaron la máquina de la Coca Cola al otro lado de la calle… muy cerca de la parada de buses.

Juan que era uno de los más picaros le dice a uno del grupo que le decían Pulmón de Gato:

-         -  Agapito… toma estos C$ 0.30 (treinta centavos) y ve a la máquina y compra una Coca Cola…

Este arruga la cara y le dice:

-         - una gaseosa no cuesta C$ 0.30 treinta centavos… porque no vas vos.

Juan molesto le dice:

-         -  anda hombre…
-        -   no te hagas el rogado, la tomaremos los dos.

Agapito (Pulmón de Gato) sin muchas ganas decide ir a donde está la máquina, mientras el grupo se acomoda en un par de bancas que están a la orilla de la acera del otro lado.

Estos ponen la mirada fija en Agapito mirando cómo va hacia la máquina despachadora.

Raúl que observa el recorrido de Agapito, le grita…

-          -  cuidado te come la máquina jajajaj.

imagen google


Mientras tanto, Juan desvía la mirada y se emocionado al mirar el caminar de una joven que se aproxima meciéndose al caminar con una blusa desbocada y  una mini falda muy ajustada a su cuerpo que la da forma de ocho y les dice muy calladamente al resto:

-         -   miren lo que viene llegando!…

Abelino voltea la cara y mira como camina, casi bailando el cuerpo paso a paso.

Nuevamente Juan le dice al abuelo:

-          -  Abelay, échale una flor de las que vos sabes decir.

El Abuelo la queda mirando porque la tiene en frente y le recita:

  •          “Qué dicha la de mis ojos que pueden apreciar tú hermosura, más dichoso es el viento que acaricia tu figura, pero pobre mi corazón que lo tienes despreciado… va camino a su sepultura”.


Cuenta el Abuelo que por un momento se olvidaron de Agapito o Pulmón de Gato, porque la mirada estaba en el monumento andante.

De pronto todos son despertados del recorrido imaginario abrupto porque tienen de frente al señor Pulmón de Gato, sin la Coca Cola.

-  Que pasó Agapito y la gaseosa? Pregunta Juan:

Responde Agapito:

-         -  no ves que le eche los tres reales, pujé la palanca y no sale la Coca Cola, en lugar de dármela, se encendió una pantalla intermitente, que se lee “DIME”, dime… y yo no sé qué decirle!

-  Caramba Agapito, no seas dejado, dile que quieres una Coca Cola… anda y tráela, no vamos a perder el dinero.

Se va de nuevo Agapito a la máquina que seguía encendiéndose y apagándose la pantalla, se acerca a la luz y se prepara para pedirle la coca cola… se pone la mano en la boca tal como para que la voz no se la lleve el viento,… y le dice:

-  una Coca Cola…

Empuja la palanca y nada que sale… Se rasca la cabeza y decide volver donde está el grupo.

Cuando se acerca Pulmón de Gato… Raúl le pregunta:

-         -   Que pasó, te comió la máquina…

Agapito se muestra apenado y le responde:

-         -  ya le dije que quiero una Coca, pero no me la da.

Entonces Emeterio que no había dicho nada, le sugiere:

-         -   tienes que decirle más fuerte, anda prueba.

De nuevo cuenta el abuelo que Agapito regresa a la máquina decidido a pedirle la Coca… observa que no haya nadie cerca y va a la máquina que seguía encendiendo la frase,,” DIME, DIME, DIME, “ VE QUE NADIE VIENE Y LE DICE FUERTEMENTE  UNA COCA COLAAAAAAA… y desde luego la máquina no dio la Coca.

Regresa Agapito al grupo y les cuenta que la máquina no le dio la gaseosa.

Todos se tiran la carcajada jaja  jajaj jajaj, y le dicen:

Eres un caballo no ves que la máquina te está pidiendo DIEZ CENTAVOS que te faltan… “Dime”en inglés es una moneda 10 ctvs..

-          jajaj  jajaja jaja que caballo eres Pulmón de Gato, le decían los compañeros.

Dice el abuelo que de tanto reír los compañeros y repetir, Dime, Dime jajaja, no se dieron cuenta que recién se había unido al grupo el Administrador de la Finca don José Méndez…

Que susto nos llevamos cuando dice don José:

-          -  Agapito, tomo los diez centavos que te hacen falta y, ve a meterlo a la máquina para que suelte la Coca.

Agapito corrió a la maquina e ingreso los diez centavos, apretó la palanca y la coca salió.

Todos gritaron viva Agapito,,, hurraaaaa..

Relato original escrito por : Pedro Avilés Z

Norelly Learning - 

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