FEDERICO "EL ÑAU" EL PESCADOR
Managua, Nicaragua - 8 de agosto de 2018
NORELLY LEARNING - PEDRO AVILES ZAPATA
FEDERICO (IGNACIO) AVILÉS EL ÑAU
Podríamos
decir, que los recuerdos pueblan nuestra mente de gozo o de tristeza, por
también Dicen, que recordar es volver a vivir y…
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Nuestros
pueblos están ricos de personajes con historias y anécdotas vivientes, que nos
hicieron reconocer el valor de esos hombres y mujeres en su momento: pero
también, en este tiempo se les debe de recordar su valor y audacia para
enfrentar la vida con valentía en épocas muy difíciles.
Esos buenos hombres lucharon por la vida y, recordarlos
es hacerlos vivir de nuevo.
Mi
pueblo donde crecí La Virgen, Rivas…
no es la excepción.
Este
pueblito que un día fue un puerto lacustre importante para la Ruta el Transito de Cornelius Van Der Bilt (Venderbilt), hizo historia como puerto de tránsito para
el traslado de personas hacia San Juan
del Sur, usando como medio de transporte diligencias (coches) que eran jaladas por caballos, esta gente venía de Norte América ( N. York y Nueva Orleans), y tomarían en San Juan del Sur un barco que los
llevaría a San Francisco de California.
Un dato histórico fue que San
Juan del Sur, fue declarado puerto terminal en el Océano Pacífico gracias a la Ruta del Tránsito, que más adelante fue
elevado al rango de Ciudad en 1851, donde
vapores de gran calado, del mismo Vanderbilt, esperaban a los pasajeros para
llevarlos a San Francisco.
Pero La Virgen, con un hermoso muelle levantado y dragado
por un costado del mismo, lo hacía propicio para el desembarque de los
pasajeros provenientes de Norte América, que eran atraídos por la fiebre del
oro en Estados Unidos.
Por la Virgen pasó el filibustero William Walker quién más adelante se proclamó Presidente de
Nicaragua, motivos por lo que se desarrollaron enfrentamientos durante la
guerra nacional.
Pero
también en este pequeño pueblo que aún no ha podido ser elevado a Ciudad tiene su historia.
Historia
que en su suelo está escrito.
En
este pequeño pueblo, nació un personaje, uno de esos hombres que hizo historia
allá por el año 1936, su nombre fue:
FEDERICO (IGNACIO) AVILÉS, mejor
conocido como el Ñau, pero otros le
decían la Ñoca, era alto, de tez
morena producto de las quemadas del sol,
muy ágil y de pelo crespo, un poco alargado.
Recordar
a Federico el Ñau, es retroceder el tiempo y sensibilizar mis sentimiento.
Quisiera también retomar los días en que podía sonreír,
con ese alguien que ya no está.
El Ñau tenía fama de ser un buen
cazador, era también conocido como el hombre
que tenía la piedra de pescar y ya
no digamos, era el Rey de los Cangrejos.
Federico el Ñau fue un buen comerciante, aprendió a vivir de
los recursos de la naturaleza junto a su mujer que lo acompaño toda su vida… Victoria, era la mujer que lo hacía
vivir.
En
los años 50, 60 el pueblo de La Virgen estaba compuesto de hombres
labradores de la tierra, eran muy pocos los que tenía un oficio, y si los habían…
eran unos cuantos, sastres o chóferes de camiones o
buses, en su mayoría solo sabían poner su nombre.
Federico (Ignacio)el Ñau era uno de ellos.
Los
pobladores de La Virgen se desempeñaban en su gran mayoría, como trabajadores
del campo para los finqueros aledaños y, otros preparando y arando la tierra
para sembrar los granos (maíz, arroz, etc) para su propio consumo.
Federico no entró en ese grupo, él les sacó provecho a
los dones que Dios le dio, hizo su propio negocio con los recursos del Lago y del campo que le
permitió llevar una vida tranquila y apacible.
El Ñau fue ese hombre especial, compañero de muchas
batallas que virginianos y Rivenses han reconocido el él, dones e inteligencia
naturales: los invitaban a las giras que
hacían de caza, o de pesca… a él no lo detenía
nadie, y menos si llevaban Cañita,
“el aguardiente que nunca cambia” el
profesor Gustavo Tapia era su buen amigo.
Recuerdo
aquellos dorados tiempos de estudiante, cuando en conjunto con mis buenos
amigos Mario Mena, José del Carmen Jarquín, Miguel Jiménez, Ramón
Jarquín, Eduardo Romero, Rolando Pérez,
Domingo Selva y otros… nos íbamos de pesca al río el Limón a unos 2 km sobre la carretera a
Peñas Blancas.
Mena y los Jarquín eran los ricos del
pueblo, a ellos se les asignábamos el
aceite, sal y otras cosas para cocinar; nosotros los pobres llevábamos las
cazuelas, los machetes y las ganas de comer… Otros se las ingeniaban y llevaban
el querosene y los fósforos para hacer el fuego.
El
río el limón no era muy hondo, pero tenía algunas posas bastantes buenas para
meterse al agua después de pescar, el puente servía de línea divisoria para
saber dónde ir: al lado de arriba (este), buscando la costa del Lago no era
aconsejable pescar: porque allí habían unos hermosos Lagartos de dos metros y medio, quizás con un peso de más de 300 lbs... yo los miré.
Al
lado de abajo (oeste) era más seco y podíamos pescar y nadar con cuidado.
De
tal manera que cada guapote o mojarra
que se pescaba, la tarea era limpiarlos y freírlos en aceite y, desde luego no
dejarlos enfriar… porque salían del
sartén bien tostaditas.
Recuerdo
que el más comilón era el Negro Selva,
pero no engordaba, era tan flaco que para verse relleno o grueso, usaba las
camisas por fuera, el pelo era liso y lo usaba algo largo, como los Beatles.
Durante
el recorrido de los dos kilómetros íbamos a la orilla de la carretera
panamericana cazando tapachiches (salta
monte) con la misma vara de pescar, para usarlos en la pesca, algunas veces
nos cruzábamos el cerco siguiendo a los más grandes porque estos serían mejor
carnada para los peces.
Esa era nuestra sana diversión,
algunos sábados… era muy divertido.
Recuerdo
que estando en la Iglesia de La Virgen,
una tarde a esas más o menos a la 1.00 pm.. pasó gritando el Ñau montado en el carro del profesor Tapia,,, oye Pedrito vamos de pesca al Rio
de Ostayo.
Sólo
le dijimos:
- - Que te vaya bien
Ñau.
Allá
para las cinco de la tarde, el Dapsun
Nissan del profesor Tapia se detiene en medio de la placeta del empalme,
cerca del Obelisco del Club Rotario, se baja del auto Federico el Ñau con un saco de
cangrejos del lago y, una enorme sarta (piña) de pescado.
Así
era este personaje, pero dentro del carro iba lo mejor… el profesor Tapia y sus
amigos llevaban llena la cajuela del carro.
- - Que hermosos tiempos, tiempos para sentarse
debajo del palo (árbol) de Jícaro de Chilincito
Guido y recordar a Mecho el
famoso Nemesio Avilés segunda base
del equipo de béisbol de la Virgen, o a Polo
Antonio que cuando el equipo iba perdiendo, tiraba el guante enojado y se
iba del cuadro… nadie lo miraba irse.
Los
inviernos en aquellas épocas eran buenos tal como lo decían nuestros padres,
llovía mucho y los ríos, riachuelos y quebradas se llenaban de agua, corriendo
estas hacia el gran Lago de Nicaragua,
pero si subía el nivel del agua de los ríos y quebradas, y desde luego hermosas
pozas.
Recuerdo
que a unos 400 metros, caminando de la Virgen al sur sobre la carretera a
Peñas Blancas había un riachuelo llamado cinco
cruces: exactamente en la entrada del HOTEL
LA MAR antes Cibalsa,.
No
es muy hondo, es pequeño el riachuelo,
pero en sus aguas… hay vida.
Así
lo demostró el Ñau, la gran Ñoca como
le decían algunos, cada uno de esos nombres tiene su historia.
LA PESCA:
Cuenta
mi amigo Lalo (Eduardo Romero) que
un día se organizó una tarde de pesca para ir al Río El Limón; dentro del grupo
estaba Máximo Duarte, Casimiro Gazo,
Antonio Romero, Bayardo Avilés y el gran Ñau; todos iban preparados para
caminar los dos kilómetros, distancia hasta llegar al Río El Limón.
Mientras
caminaban sobre la carretera a Peñas
Blancas, no muy distante iban planeando en que parte del río
iniciarían… puesto que siempre que se va
de pesca, se prueban varios sitios hasta que se encuentra el lugar indicado donde
“pican” los peces.
Entre
bromas y verdades todos iban felices con sus varas de pescar que consistía en
una vara de caña de bambú muy delgada y
flexible llamada cuicuichote o del árbol de guácimo que eran rectas y
bastante resistentes.
En
la punta o extremo más delgado de la vara se sujetaba una cuerda de Nylon ni
gruesa, ni delgada, con una dimensión de unas tres yardas de largo con un
anzuelo de los azules muy picudo, ni chico, ni grande… propio para los peces
del río.
Volviendo
a la gira, Casimiro le dice Toño Romero:
- - Hombre Toño, por
venirme con ustedes me vine a pie, pero hubiese sido mejor haberme venido en mi
moto, ya estuviera allá.
Responde Toño.
- - Si a eso nos
ponemos a pensar, me hubiera venido en mi bicicleta… no me friegues vos.
Máximo le responde.
- - Hombre cabito, mejor me hubiera quedado durmiendo jijiji.
Federico responde:
- - No me digan
ustedes, la pereza ya los alcanzo, mira
vos Bayardo que vamos ir hacer con estos si ya están salando la gira, mejor
me quedo en el cinco cruces. Así que si quieren ir ustedes, váyanse, que les
vaya bien y el que se quiera quedar conmigo bienvenido.
Máximo dice.
- - Yo me quedo
contigo.
Los
otros se ponen a reír… Y le dicen.
- - Ñau, que vas a
pescar allí si eso está casi seco, allí solo guarasapos son los que se miran
nadar jajaja …
Federico se detiene y les dice.
- - Aquí los espero,
vamos a ver quién pesca más…
Llegan
al riachuelo cinco cruces y se separan… unos se quedan y los otros siguen su
camino.
Mientras
el Ñau se prepara para alistar el anzuelo con una mazamorra, Bayardo se regresa porque ve que se
oscurece el cielo y había dejado asoleando un arroz que iba a pilar para la comida… y piensa que si se moja, no
podrá quitarle la cascara y no habrá arroz para el gallo pinto.
Máximo
comparte con Federico el Ñau, un par de cigarros Valencia que lleva para matar
el tiempo al pescar y le dice.
- - Ñau,
me iré al otro lado del rio para que vos pesques aquí solo y, yo allá al otro
lado.
- - Está bien le
contesta el Ñau y tira el anzuelo a una pequeña poza… cual asombro y susto se
lleva Máximo, al ver que el anzuelo no
ha entrado al agua cuando salta un chulín
(bagre de piedra) sobre la carnada y se queda atrapado en el anzuelo desde el
estómago.
Máximo le grita:
- - El primero, Ñau!
Clase suerte.
El
gran Ñau le dice:
- - Aún faltan muchos
amigo, lo bueno viene después.
El
Ñau vuelve a lanzar la cuerda, esta se desliza lentamente y entra a la poza, la
cuerda no se mueve queda serena dentro
del agua, a los pocos segundos, comienza a moverse lentamente, pero sin correr,
se mantiene por segundo estable pero de pronto ve que algo está tirando para el
fondo pero muy lentamente.
El
Ñau piensa, este es un guapote porque pica lento, es grande…! de pronto la
cuerda es jalada muy bruscamente hacia el fondo y el Ñau tira fuerte hacia afuera…
Cuál
es la sorpresa de mi amigo, al ver que trae
enganchado un hermoso guapote de unas tres libras.
Cuando
mira Máximo lo que ocurre, piensa, que pasa porque a mi anzuelo no le hacen
caso los peces! … él ya ha lanzado su cuerda varias veces y no le ha picado
ningún pez.
Le grita,
- - Ñau
que pasa conmigo, aquí no muerden los peces… parece que allí está bueno, aquí
no pica nada estoy con la misma carnada y me voy a ir en cero.
El Ñau le responde:
- - No te aflijas y le dice, donde hay agua hay
vida.
Pasa
el tiempo y Federico el Ñau pescaba mojarras, guabinas,
guapotes pequeños, viejas etc, y Máximo ya está molesto y le dice:
- - Creo que me
pasaré a tu lado aquí no se pesca nada.
A
lo lejos se escucha el silbido de una tonada que viene tocando con su labios Ezequiel Duarte (Chequel) hermano de
Máximo; este viene silbando una canción de los Alegres De Terán llamada “El Golpe
traidor”.
Chequel se asoma a través de las pequeñas columnas
del puente, para ver cuál es la bulla y quien sube de la parte baja del río.
Cuando
mira que es su hermano el que sube, le pregunta:
- -- que
haces Máximo?:
-
Me quedé con
Federico pescando aquí, pero yo no pesco nada, voy a probar donde él está.
Chequel le responde:
- -- Pero como vas a
pescar allí si este riachuelo está casi seco.
Máximo le dice:
- -- Uff, pero el Ñau lleva una buena sarta
(ristra) de varios pescados y mira yo, ni sabaletas he pescado, me hare al lado
de él.
Ezequiel
le dice préstame la cuerda, a ver si yo tengo suerte… me hare a la par.
Así
fue, Chequel bajó al riachuelo y se
colocó a unos dos metros donde estaba pescando el Ñaú, tiraron las cuerdas los
dos casi simultáneamente y casi se enredan, pero se lograron despegar… cada uno
miraba su cuerda especialmente Chequel, que le había puesto de boya un pedacito
de rama seca como de dos pulgadas, para
que esta le sirviera de aviso si un pez picaba la carnada, pero esta ni se
movía.
En
cambio la cuerda del Ñau se movía y se corría bajo el agua hacia los lados, y
cuando agarraba rapidez el Ñau la jalaba y allí venía el pez. La cuerda del Ñau vuelve a correr, la jala y mira
que es un sábalo plateado de unos 16 pulgadas de largo.
Chequel lo mira y ve que es grande, y le dice
buenísimo para la sopa, pero queda más asombrado cuando saca del agua la ristra
de pescado hecha con mecate donde va introduciendo cada pescado que saca, y le
dice todo eso.
Federico le responde:
-
-- Así es amigo Chequel, a propósito ya me estoy durmiendo… tienes un cigarro para
no dormirme, es que ya me estoy aburriendo?
Chequel se mete la mano a la bolsa del pantalón y le
responde:
- -- Caramba amigo,
claro que sí, aquí ando media caja de Monte
Carlo ya te paso uno.
El
tiempo transcurrió y Chequel solo miraba los pescados que el otro sacaba, y él
nada.
Al
poco tiempo el Ñau se acuerda de Bayardo que
se había regresado por el arroz que iba a pilar: y se dijo:
- -- Órale, tengo
que ayudar a mi primo a pilar el arroz.
Saco
su ristra de pescado que era como de un metro y se marchó.
Lo
cierto fue que Máximo no pescó nada, solo
un par de barbudos y cuando le preguntaban como sucedió eso, él decía:
- -- El Ñau tiene la piedra del pescado por eso
pesca hasta donde se orinan las vacas.
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FEDERICO EL CAZADOR:
Cuenta
Andresito Gutiérrez compañero de muchas batallas de Federico el Ñau, que un día
se fueron a las montañas de la Hacienda San Carlos, unos cuatro kilómetros
hacia el sur de La Virgen, iban con ellos dos amigos más. No llevaban perros
solo una alforja que era un saco de yute que lo dividía en dos cuando la caza
era buena y desde luego un machete bien afilado y un galón con agua.
Cuenta
Andresito que cuando entraron a la montaña el Ñau comenzó a revisar las huellas
que habían en el camino, más sin embargo no decía nada.
Más
adelante había un camino que lo llevaba a una arboleda con bastantes arbustos y
tierra removida, ellos siguieron el rastro que indicaba Federico el Ñau, y les
indicó:
-
Allí al final del
camino puede que haya un hoyo, fíjense yo miraré por este otro lado.
Andresito
le grita:
-
-- no hay nada.
Federico
les llama y les dice:
- -- Allí está el
hueco, veré que hay adentro.
Inmediatamente
el Ñau se agacho e inclinó al hoyo, apartó unas pequeñas ramas y acerco su
nariz al hoyo y comenzó a oler.
Los
otros le gritan:
- -- Oye Ñau, cuidado
con una culebra se te pegue de la nariz, no seas imprudente.
Federico
les responde:
- -- No sean majes
ustedes, que nunca han sentido el olor de un cusuco, vamos rápido piquen con el machete allí, hagan otro hoyo
para que el cusuco busque como salir por aquí: yo lo espero.
Así
fue, comenzamos hacer el hueco en dirección al camino del hoyo y el cusuco
salió espantado, pero allí estaba Federico con el saco haciendo trampa con el
hoyo y lo cazó.
Ya
con la presa al hombro, Andresito le pregunta a Federico:
-- Federico,
que hubiera sido de vos si en lugar del cusuco hubiera habido en Boa.
-
-- ja jajá
se ríe el Ñau…
Hombre
le contesta:
- -- El cusuco tiene manteca…
Norelly Learning - Pedro Avilés Z
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